Nunca como ahora ha sido tan importante dejar de consumir comida procesada
La alimentación sana con mucha fruta y verdura y grasas saludables, así como el ejercicio físico y la reducción de la ansiedad, son clave para hacer frente a los problemas intestinales provocados por el confinamiento.
Una de las primeras consecuencias de estar encerrados en casa es que nos movemos poco, mucho menos de lo habitual. Y esta falta de ejercicio físico afecta mucho en el aspecto digestivo, ya que afecta la movilidad intestinal. Hay muchas personas que estos días tienen estreñimiento, mientras que otros, por el contrario, tienen diarrea. Son unos trastornos que están muy vinculados a la falta de ejercicio y una salud emocional bastante afectada. Durante el primer período de confinamiento ha habido mucha ansiedad e incertidumbre y ahora parece que la cosa ha virado un poco hacia la resignación. De todo ello se ha resentido la salud emocional, lo que altera el tránsito intestinal.
En caso de estreñimiento hay que entender que esta respuesta del cuerpo viene dada por la falta de movimiento. Cuando el cuerpo se mueve, los músculos abdominales estimulan los intestinos para ayudarnos a evacuar. Por lo tanto, aunque estemos confinados, hay que hacer ejercicio, lo que a cada persona le vaya bien, aunque sea bailar. Una buena opción para casa son, por ejemplo, las torsiones y posturas invertidas del yoga.
Hay que consumir alimentos ricos en fibra, como frutas y verduras. Las legumbres son muy interesantes porque, además de aportar proteínas, tienen un alto contenido en fibra, así como los frutos secos. Asimismo, conviene priorizar el consumo de grasas saludables como los que podemos encontrar en el aceite de oliva virgen extra, el pescado azul y los aguacates. Las grasas saludables activan la vesícula biliar y esto estimula el tránsito intestinal. Además, conviene hidratar bien el cuerpo, eso sí, evitando las bebidas alcohólicas.
Y si el problema es la diarrea lo que aconsejo es que, en lugar de hacer tres comidas al día, se hagan más, y menos abundantes, repartidas a lo largo del día para que el sistema digestivo lo reciba y gestione para que no provoque diarrea. Debemos escoger alimentos adecuados, por ejemplo verduras como la zanahoria cocida, la patata, frutas como el plátano y la manzana. La manzana siempre debe ser rallada y dejar que oxide un poco para que libere más taninos que nos ayudan a controlar la diarrea. También es indicado el caldo vegetal y el té bastante infusionado, también rico en taninos.
La situación que vivimos puede hacer que despierte en bastantes personas el colon irritable muy relacionado con el estado anímico, con la situación emocional, pero hay un protocolo bastante concreto que calma la sintomatología. Se trata de hacer una dieta baja en Fodmap, que es la sigla en inglés de unos carbohidratos de cadena corta que fermentan mucho en el intestino. Así, cuando se tiene colon irritable, es necesario evitar frutas como la manzana y la pera, que son ricas en Fodmap. Deben evitarse a su vez los espárragos, alcachofas, garbanzos, tomar leche … Y aumentar los alimentos bajos en Fodmap, como berenjena, brócoli, almendras, calabacín, cítricos, frutas del bosque …
Con todo podemos llegar a la conclusión de que el coronavirus, aparte de los graves daños que puede provocar al sistema pulmonar, también impacta indirectamente en el aparato digestivo. Es frecuente que ante situaciones traumáticas haya malestares estomacales y digestivos. Algunos de estos problemas intestinales están muy vinculados a las preocupaciones, a las emociones y, en definitiva, a nuestro cerebro.
Hay un vínculo entre el cerebro y el intestino, que por eso se dice que es el segundo cerebro. Hay una comunicación constante y bidireccional entre el uno y el otro. Se afectan mutuamente. Al final es como un pez que se muerde la cola. Cuando sentimos angustia generamos más gases, vamos peor al baño y todo ello hace que nos angustiamos un poco más. Esta dinámica es muy difícil de cortar y sólo se puede hacer con una alimentación más sana, con ejercicio y rebajando el nivel de ansiedad intentando desconectar un poco de las malas noticias.
De todo ello, podemos sacar algo positivo, de esta crisis sanitaria. Con el confinamiento tenemos más tiempo para estar en la cocina y probar o renovar recetas, y es un buen momento para apostar por la alimentación sana. Nunca como ahora ha sido tan importante dejar de consumir productos procesados. Son unos enemigos para la salud que generan adicción, nos roban vitaminas y minerales, no aportan nada de fibra y provocan inflamación. Optemos por la comida real y saludable, reforzemos nuestro sistema inmunitario, hagamos ejercicio físico y salgamos un poco el balcón o asomémonos a la ventana para que nos dé el sol y ayude al cuerpo a generar vitamina D.