Cargando...



ARTÍCULOS

acido-folico.jpg
23/Nov/2024

 

Casi todo el mundo sabe que el déficit de ácido fólico es la principal causa de daños durante el desarrollo fetal. Pero no es tan conocida su incidencia en la salud cardiovascular. Una dieta vegetal variada y rica en esta vitamina abre una nueva línea terapéutica en la prevención y el tratamiento de los trastornos cardiovasculares.

Como indica su nombre, esta vitamina del grupo B –la B9– abunda en los vegetales: hojas verdes, legumbres, frutos secos y cereales. Actualmente, la escasez de vegetales en la dieta de muchas personas hace que no se cubran los mínimos diarios.

EL ÁCIDO FÓLICO REGULA LOS NIVELES DE HOMOCISTEÍNA

El ácido fólico es esencial para neutralizar los altos niveles de homocisteína en el plasma sanguíneo. Cuando se abusa de alimentos de origen animal, se puede llegar a consumir el doble de las proteínas que se necesitan. Y, con ellas, de metionina, el aminoácido del que se deriva la homocisteína. Esta facilita el depósito y calcificación de lípidos en las arterias, que se van volviendo rígidas.

Un exceso de homocisteína está vinculado a enfermedades coronarias, vasculares cerebrales y de las extremidades inferiores, así como trombosis venosa, insuficiencia renal, demencias o Alzheimer.

La elevación de la homocisteína no depende del colesterol o la presión arterial, la diabetes o el tabaquismo, pero su efecto se potencia en combinación con ellos. Sí influyen factores genéticos, la edad y los hábitos de vida.

Pero el elemento determinante es la dieta y, en concreto, la carencia o abundancia de vitamina B9, tan importante para eliminar la homocisteína. Además actúa en colaboración con las vitaminas B6 y B12, que también debemos asegurarnos.

La presencia de ácido fólico en el plasma reduce el exceso de homocisteína, lo que se traduce en una mejor vasodilatación arterial, menor oxidación del colesterol LDL o «malo», mejor coagulación y agregación plaquetaria, y mayor flexibilidad de los vasos sanguíneos.

DETECTAR LAS DEFICIENCIAS DE ÁCIDO FÓLICO

Las necesidades de ácido fólico aumentan durante el embarazo y la lactancia. También en enfermedades como las inflamatorias, la insuficiencia renal, el hipertiroidismo, la psoriasis, el cáncer, el tabaquismo y los tratamientos con ciertos fármacos.

Las deficiencias se detectan con un análisis de sangre, rutinario en embarazadas y otras personas con riesgo. El rango normal se sitúa entre los 2,7 y los 17 nanogramos por mililitro. Conviene revisar también los niveles de vitaminas B6 y B12, pues su acción metabólica suele ser colaborativa.

 

Alimentos ricos en ácido fólico

 

1. Hojas verdes y verduras

Las verduras de hoja verde, como la rúcula, las espinacas, la endibia, la lechuga, los berros, las acelgas o la col, son algunos de los alimentos más ricos en ácido fólico.

También lo es el perejil, aunque se consuma en menor proporción. Preparar ensaladas verdes con lechugas de diferente hoja y espinacas, por ejemplo, es una baza segura para obtener ácido fólico. El perejil puede añadirse picado a verduras y sopas.

El ácido fólico también está presente en otras verduras como el brécol, las coles de Bruselas, el espárrago, el puerro o la alcachofa. Y las algas, sobre todo, agar-agar, espirulina y clorella.

Cocinarlas al vapor es una buena opción, porque es rápida y evita el contacto del agua con los alimentos.

2. Legumbres

Las judías o alubias, los garbanzos, la soja y los guisantes son algunas de las legumbres que vale la pena incluir en la dieta si se desea, entre otras cosas, aumentar el consumo de ácido fólico.

3. Aliños, aderezos y frutos secos

Ensaladas y verduras pueden aderezarse con levadura de cervezagermen de trigosalsa de sojamiso (paté de soja fermentada) o gomasio (sésamo con sal).

Puede añadirse al aliño semillas trituradas, sobre todo pipas de girasol y calabaza. La castaña, la nuez, la avellana y la almendra también aportan cantidades considerables de ácido fólico. Además de consumirse como tentempié, pueden añadirse triturados a la ensalada o a sopas y cremas. Pueden hacerse bocadillos untados con mantequilla de cacahuete o de sésamo, o rellenarse con hojas de lechuga, rúcula o espinacas.

4. Cítricos y aguacates 

Sobre todo las naranjas, pero también las papayas y las fresas. El aporte es intermedio pero si se lo suma a otros alimentos, pueden venir muy bien, sobre todo si se consumen en el desayuno. 

El aguacate además de ácido fólico  y ácidos grasos. Una taza de esta fruta nos aporta el 30 %, aproximadamente, de lo que precisamos a diario.

5. Cereales integrales

Tienen más ácido fólico que los refinados. Destacan los copos de trigo inflados, pero también el centeno.

6. Alimentos de origen animal

Y aunque los alimentos de origen animal no contienen las mismas cantidades importantes de ácido fólico que los vegetales, algunos también constituyen una fuente de vitaminas del grupo B que merece la pena tener en cuenta:

  • Hígado de pollo, pavo o ternera, alimentos muy ricos también en vitamina A.
  • Mariscos y pescados azules, perfectos además para combatir la anemia que algunas mujeres sufren durante el embarazo.
  • Lácteos: queso y yogur

https://www.cuerpomente.com/alimentacion/nutricion/mejores-fuentes-acido-folico_816/3

https://www.cuerpomente.com/alimentacion/nutricion/acido-folico-colesterol_1431


sandia-1200x675.jpg
23/Nov/2024

 

En el mundo existen casi 1.200 variedades de sandía (Citrullus lanatus), una planta  cucurbitácea, como el melón, la calabaza, el calabacín o el pepino. Su origen se sitúa en África, probablemente en la actual Namibia, donde todavía crece la mayor variedad de especies en estado silvestre de esta planta rastrera.

Hay pruebas de que se cultivaron hace cuatro mil años en el valle del Nilo. Hace unos mil años llegaron las primeras a Asia, y hace 700, a Europa.

Hoy el mayor productor mundial es, con mucha diferencia, China, que cosecha casi 70 de los 140 millones de toneladas que se cultivan en el mundo. La mitad restante se la reparten Irán, Turquía, Egipto, Brasil y Estados Unidos, entre otros países.

A la península Ibérica llegó con los árabes, que la llamaban sandiyyah, una modificación del árabe clásico sindiyyah, que alude a una fértil región del Pakistán: Sind. Hoy se cultiva sobre todo en Andalucía y en la zona de Levante, donde florece entre junio y julio.

Propiedades de la sandía

  • Tiene una baja carga glucémica: a pesar de su dulzor, solo lleva un 6% de azúcares, lo que corresponde a un terrón y medio por cada 100 gramos, lo que viene a ser una rodaja. De este modo la podemos comer a gusto porque tan solo aporta 30 calorías por rodaja. Si le sumamos que aporta casi un gramo de fibra vegetal (saciante), entenderemos que apenas hace subir el nivel de glucosa en sangre, lo cual la hace perfecta para diabéticos
  • Es una alternativa a los refrescos: casi el resto de la rodaja (92%) es agua, de modo que nos permite hidratarnos de manera muy sana. También usar la sandía como base de sopas de verano. Es perfecta para saciar nuestra sed y la de los niños, y evitar así que recurran a zumos de fruta naturales o refrescos dulces.
  • Apenas aporta grasas: Solo aportan 0,2 gramos de grasas por rodaja, lo cual explica su bajo aporte calórico.
  • Contribuye a mantener a raya el colesterol: su aporte en proteínas también es bajo, no obstante, destaca por la presencia del aminoácido citrullina, un precursor de la arginina, un aminoácido esencial para bebés lactantes. Además, la arginina tiene un papel importante en la regulación del colesterol en sangre, así como en la liberación de somatotropina, la hormona del crecimiento en el caso de los niños, entre muchas otras funciones.
  •  Ayuda a prevenir los calambres: una rodaja de sandía ayuda a mantener el equilibro salino muscular y por tanto a prevenir los calambres y contracturas, al portar 112 miligramos de potasio y 10 de magnesio.
  •  Ayuda a bajar el porcentaje de sal en la dieta: su valor en sodio es de 1 miligramo por cada rodaja, por lo que se puede considerar que apenas aporta sal; si además añadimos que es un fruto ligeramente dietético, deduciremos que incluso ayuda a mantener los niveles de sodio séricos bajos.
  • Es una fuente interesante de vitamina C: sus casi 10 miligramos de esta vitamina antioxidante y presente en numerosas funciones de nuestra fisiología, la hacen un suministro a tener en cuenta.
  • Aporta un abanico de vitaminas del grupo B: en efecto, aunque de modo discreto cuantitativamente, la sandía aporta numerosas vitaminas del grupo B. En concreto aporta 0,033 miligramos de tiamina (B1), 0,021 miligramos de riboflavina (B2), 0,178 miligramos de niacina (B3), 0,221 miligramos de ácido pantoténico (B5) y 0,045 miligramos de piridoxina (B6).
  • Contiene el mismo antioxidante que el tomate: el licopeno, que es el mismo antioxidante que destaca en el tomate, es el responsable del color rojo de la pulpa de la sandía.
  • Aporta vitamina A: a los 303 µgramos de ß-caroteno, precursor de la vitamina A o retinol, se unen los 28 µgramos propios de esta sustancia esencial, sobre todo entre los niños que no la consumen de fuentes de origen animal.

 

 

https://www.eldiario.es/consumoclaro/comer/virtudes-nutricionales-rodaja-sandia-verano_0_915859198.html

https://www.cuerpomente.com/guia-alimentos/sandia


granulitos.jpg
23/Nov/2024

La homeopatía es una terapia natural  utilizada en todo el mundo desde hace más de 200 años. Esta terapia trata a cada persona como un ser único con el objetivo de estimular su propia capacidad de curación. La terapeuta homeópata selecciona el remedio más apropiado basado en los síntomas específicos de la persona y su nivel de salud personal.

El estudio observacional más grande sobre Homeopatía realizado en el Bristol Homeopathic Hospital de Gran Bretaña en 2005 hizo un seguimiento a más de 6,500 pacientes  con más de 23,000 asistencias en un período de seis años consecutivos. El 70% de pacientes del estudio reportaron una mejora en su salud tras recibir tratamiento homeopático y el 50% reportó una gran mejoría.

Las especialidades  tratadas fueron Dermatología, Neurología, Reumatología, Gastroenterología, Psiquiatría y Otorrinolaringología. Las mejoras más importantes se registraron en el eccema o el asma infantil, y en la enfermedad inflamatoria intestinal, el síndrome del intestino irritable, los trastornos de la menopausia y en la migraña.

Los resultados de este estudio fueron confirmados por otro estudio observacional más reciente, publicado en 2016, que incluyó una auditoría de 200 pacientes. La auditoría demostró que quienes padecen enfermedades crónicas y reciben atención homeopática a largo plazo experimentan mejorías estadísticamente significativas en sus síntomas y su bienestar.

 

Fuentes:

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16296912

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27914570

 


© Copyright 2016 Aurora Juliá. Todos los derechos reservados