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14/Oct/2025

La hiperactividad en la infancia es una preocupación creciente para muchas familias. Tal vez hayas escuchado que ciertos alimentos “provocan” hiperactividad, pero ¿qué hay de cierto en esto?

La respuesta no es sencilla: la alimentación sí puede influir en el comportamiento, especialmente en algunas criaturas más sensibles. El TDAH y los comportamientos hiperactivos tienen múltiples causas: genéticas, neurológicas y ambientales. Sin embargo, la dieta puede agravar o aliviar los síntomas en algunas personas.

Por eso, no se trata de culpar a los alimentos ni de eliminar todos los productos procesados de la despensa de golpe. La clave está en observar cómo reacciona tu hijo o hija y tomar decisiones conscientes.

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Azúcar: energía rápida que puede desbordar

Los azúcares refinados, presentes en refrescos, golosinas, galletas y postres industriales, generan picos rápidos de glucosa en la sangre. Esto puede dar un aumento de energía que luego cae bruscamente, provocando irritabilidad, ansiedad y, en algunos casos, comportamiento inquieto y alteraciones del estado de ánimo.

No todos las reacciones son iguales, pero muchos progenitores notan que reducir los dulces ayuda a mejorar la concentración y el ánimo. La OMS recomienda un máximo de 30 gramos diarios de azúcar en la infancia. Siendo ya mucho,  en la actualidad, muchos niños y niñas superan esta ingesta y así se generan otros problemas de salud como sobrepeso, obesidad, diabetes, dolencias cardiovasculares, alteraciones del sistema inmune y caries.

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Colorantes artificiales: más que color en los alimentos

Los colorantes como el amarillo 5 o tartrazina (en snacks, patatas fritas, gelatinas, caramelos, refrescos, pastas, fideos, sopas instantáneas y también en medicamentos), rojo 40 (en dulces, aperitivos, cereales, salsas, bebidas, snacks… y en medicamentos infantiles) o azul 1 (en bebidas, gaseosas, golosinas, chicles, helados, pastelería, queso azul, yogures y en algunas salsas… también en tatuajes) . Todos se encuentran en muchos productos que, visualmente, llaman la atención. Estudios como el de Southampton (Reino Unido, 2007) muestran que ciertos niños y niñas son sensibles a estos aditivos, con un aumento de la hiperactividad cuando los consumen.

No significa que siempre reaccionen, pero para quienes son sensibles, leer etiquetas y elegir alimentos sin colorantes artificiales puede marcar una gran diferencia.

E102, Amarillo 5 o tartrazina: reacciones alérgicas, migrañas, erupciones cutáneas, dermatitis, asma… y hasta efectos mutagénicos (cancerígenos, alteraciones del ADN…)

E129 o Rojo 40: altera la composición de la microbiota, pudiendo causar inflamación y alteración del  estado de ánimo, reacciones alérgicas -asma, eccema- y es posible carcinógeno -cáncer de vejiga en ratones.

E133, Azul 1 o Azul Brillante: puede liberar histamina en grandes dosis o, en personas sensibles producir urticaria e insomnio. En ratones se ha comprobado que produce tumores renales.

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Conservantes: atención a lo invisible

Los conservantes como los benzoatos (E210, E211 , E212, E 213, E215, E216, E217, E218 y E219) y nitratos (E250, E251 y E252) se usan para prolongar la vida útil de embutidos, snacks, comidas preparadas, refrescos, aceitunas, latas de marisco, frutas en almíbar... Investigaciones indican que pueden interferir con neurotransmisores en el cerebro infantil, contribuyendo a la impulsividad y a la dificultad para concentrarse.  También pueden ocasionar reacciones alérgicas, alteraciones neurológicas, daños hepáticos…

Al reducir estos productos y optar por alimentos frescos, pueden observarse cambios positivos en el comportamiento.

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Cafeína y bebidas energéticas

Algunos menores consumen cafeína mediante refrescos, chocolate o incluso té. La cafeína es un estimulante que puede aumentar la inquietud, la ansiedad y la dificultad para concentrarse. Esta sustancia está también presente en las bebidas energéticas. Limitar su consumo en niños, niñas y adolescentes sensibles es una medida sencilla y efectiva.

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Grasas trans y ultraprocesados

Los alimentos ultraprocesados, ricos en grasas trans y aceites refinados, no solo afectan la salud física, sino también el comportamiento y el desarrollo neurológico. Galletas industriales, bollería y snacks pueden influir en la capacidad de regular emociones y en la  atención.

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Sensibilidades individuales: lácteos, gluten y edulcorantes

Algunos menores tienen intolerancias o sensibilidades que agravan los síntomas de hiperactividad. Los productos lácteos, el gluten o los edulcorantes artificiales como el aspartamo (en chicles, golosinas…) pueden generarles nerviosismo, irritabilidad o dificultades de concentración.

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Qué alimentos favorecen la calma y la concentración

En cambio, ciertos alimentos y nutrientes parecen favorecer la atención y regular la conducta:

  • Ácidos grasos omega-3 (pescado azul -preferible de pequeño tamaño-, semillas de chía, nueces)

  • Proteínas de calidad (huevos, pescado, carne de pasto, legumbres)

  • Frutas y verduras frescas

  • Cereales integrales

  • Minerales y vitaminas (magnesio, zinc, hierro y vitaminas del grupo B)

Estas elecciones ayudan a estabilizar la energía, mejorar el ánimo y favorecer la concentración.

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Consejos prácticos

  1. Observa cómo reacciona tu hija/o a ciertos alimentos y aditivos.

  2. Reduce gradualmente los productos ultraprocesados y ricos en colorantes o conservantes.

  3. Sustituye azúcares refinados por frutas frescas y snacks naturales.

  4. Introduce alimentos ricos en omega-3 y proteínas de calidad.

  5. Mantén horarios de comida regulares para estabilizar la glucemia.

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Alimentos que favorecen la calma y la concentración

En cambio, ciertos alimentos y nutrientes parecen favorecer la atención y regular la conducta:

  • Ácidos grasos omega-3 (pescado azul, semillas de chía, nueces)

  • Proteínas de calidad (huevos, pescado, legumbres)

  • Frutas y verduras frescas

  • Cereales integrales

  • Minerales y vitaminas (magnesio, zinc, hierro y vitaminas del grupo B)

Estas elecciones ayudan a estabilizar la energía, mejorar el ánimo y favorecer la concentración.

Proporcionar una alimentación saludable ayuda a criar niñas y niños más atentos y con mayor capacidad de gestión emocional. Puedo ofrecerte pautas alimentarias, directrices para aumentar su inmunidad y mejorar su potencial, todo ello  basado en los principios de la salud integrativa. Lo mismo a ti, padre o madre que te interesas por estos temas. Sabemos la importancia que tiene para todos sus integrantes cultivar un entorno familiar sano.

Descubre qué pueden hacer la homeopatía y las terapias holísticas por ti con la guía de una experta:

 Aurora Julià  – Abadiño – 94 6204218 / 626 401 134
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Fuentes
  • Nigg JT, et al. Meta-analysis of artificial food colors and attention-deficit/hyperactivity disorder. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry. 2012;51(1):86–97.

  • McCann D, et al. Food additives and hyperactive behaviour in 3-year-old and 8/9-year-old children in the community: a randomised, double-blinded, placebo-controlled trial. Lancet. 2007;370:1560–1567.

  • EFSA Panel on Food Additives and Flavourings. Scientific Opinion on the re-evaluation of certain food colours. EFSA Journal. 2021;19(5):6567.

  • OEHHA, California Office of Environmental Health Hazard Assessment. Health effects assessment for artificial food colors. 2021.

  • Wolraich ML, et al. Effects of diets high in sugar and artificial food colors on children’s behavior. Pediatrics. 2010;126:921–929.

  • Efectos sobre la reparación del ADN en linfocitos humanos expuestos al colorante alimentario amarillo de tartrazina – PubMed 
  • El colorante alimentario sintético, Red 40, causa daño en el ADN, causa inflamación del colon e impacta el microbioma en ratones – PMC
  • Cómo se obtienen los aditivos, dónde se encuentran y qué pueden causar en tu salud https://www.aditivos-alimentarios.com/

14/Oct/2025

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Primero, un poquito de historia:

Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte -y quizás su hijo natural-, en guerra con el Imperio alemán en 1869, debía abastecer y abaratar los productos de primera necesidad, tanto para la población, como para la tropa. Así que ofreció recompensar muy bien a quien sustituyera la mantequilla por algún producto más económico y fácil de conservar. Y ahí se presentó con la solución Hippolyte Mege-Mouries, un químico francés, hijo de un maestro de escuela. El producto original era una mezcla prensada de sebo de buey licuada y mezclada con leche y agua, (un compuesto de ácido esteárico y ácido oleico). De esta manera, “margaron”, (viene del griego perla -por las bolitas de grasa-), se convirtió en el  primer ‘comestible’ sintético de la historia.

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Actualmente, para la fabricación de margarina se usan grasas de origen vegetal procedentes de plantas ricas en aceites, como la palma, el cacahuete, el girasol, la cánola y la soja. El caso es que son , aunque no aparecen con este nombre en la etiqueta, sino como las aparentemente inocuas grasas vegetales. Para su elaboración, se calientan a altas temperaturas y elevadas presiones, son desodorizadas y emulsionadas, se les añade saborizantes y, finalmente, se ‘enriquecen’ con vitaminas, fibras y fitoesteroles… La hidrogenización es una reacción química que hace que los aceites líquidos se transformen en sólidos y, con ello, son más estables pero también se convierten en grasas saturadas y por ello son tanto o más nocivas que las grasas de origen animal.

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Las grasas saturadas las encontramos en toda la bollería industrial (galletas, croissants, magdalenas…), cremas de cacao, biscotes, precocinados (lasañas, croquetas, bechameles…), etc. Este tipo de grasas elevan el colesterol y los triglicéridos, con lo que aumenta el riesgo cardiovascular, la diabetes y las enfermedades metabólicas. La margarina, además, dificulta la metabolización de los ácidos grasos omega 3 en el organismo y eso puede favorecer la irritabilidad y un bajo estado anímico.

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Evita la margarina y si te gusta la mantequilla la cómela de vez en cuando pero – ecológica – y tu cuerpo te lo agradecerá. Busca el original, no la copia .

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✅Descubre qué pueden hacer las terapias naturales y la homeopatía por ti o por tus familiares con la guía de una experta :

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Aurora Julià – Nᴀᴛᴜʀᴏ́ᴘᴀᴛᴀ ʏ Hᴏᴍᴇᴏ́ᴘᴀᴛᴀ – Abadiño –
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Imagen: Asociación Mexicana de Diabetes Ciudad de México A.C.

 


14/Oct/2025


14/Oct/2025

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El zinc es un oligoelemento esencial para la salud humana que desempeña importantes funciones en el organismo. Es necesario para la actividad de más de 300 enzimas tanto en el metabolismo, la digestión, la función nerviosa y muchos otros procesos. Es catalizador de enzimas, hormonas y es un nutriente imprescindible para la regeneración de los tejidos celulares y para la síntesis del ADN. El zinc es un nutriente esencial, es decir, nuestro cuerpo no lo puede fabricar, por ello es imprescindible incorporarlo adecuadamente en la dieta.

Algunos de los beneficios del zinc incluyen:

  1. Apoyo al sistema inmunológico: el zinc es importante para el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico, ayudando a combatir infecciones y enfermedades. Muy recomendable en enfermedades degenerativas.
  2. Contribución al crecimiento y desarrollo: el zinc es esencial para el crecimiento y desarrollo adecuados, especialmente en la infancia. Fortalece los huesos y previene la degeneración ósea.
  3. Mantenimiento de la salud de la piel y el cabello: el zinc es necesario para la producción de colágeno y la cicatrización de heridas, lo que ayuda a mantener la piel, las uñas y el cabello saludables. Evita el envejecimiento prematuro.
  4. Mejora de la función cognitiva: el zinc es importante para la función cognitiva normal, incluyendo la memoria y el aprendizaje.
  5. Ayuda en la producción de hormonas: el zinc es necesario para la producción y regulación de algunas hormonas tanto en hombres como en mujeres, incluyendo estrógenos, testosterona y la hormona del crecimiento. Participa en la síntesis de insulina.
  6. Protección de la salud ocular: el zinc es esencial para la salud ocular, especialmente en lo que se refiere a la prevención de la degeneración macular.
  7. Limpia y desobstruye las arterias, favorece el flujo sanguíneo y ayuda en la regulación de la tensión arterial.
  8. Recomendable en el embarazo y la lactancia: promueve el crecimiento normal del feto y el buen desarrollo del bebé.

 

Fuentes principales de zinc

Los alimentos ricos en zinc incluyen carne (vacuno, cordero, pollo), pescado (sardinas, lenguado, salmón) y marisco (ostras, almejas, cangrejo), frutos secos (nueces, anacardos, almendras) y semillas (sésamo, calabaza, sandía, chía, cáñamo), legumbres (garbanzos, lentejas, cacahuetes, guisantes), cereales (arroz integral, avena, quinoa), huevos (mejor ecológicos), chocolate puro (sin azúcares ni leche), vegetales (col rizada, champiñones, espárragos, perejil, espinacas, dátiles) y lácteos (queso, yogur). Las personas que siguen una dieta vegetariana o vegana pueden necesitar un suplemento de zinc para asegurarse de obtener suficiente cantidad de este mineral esencial.

 

Aurora JuliàNaturópata y Homeópata – Abadiño

94 620 42 18, también consultas online


14/Oct/2025

Algunas personas creen que si se están en tratamiento con medicamentos de la medicina convencional o visitan a especialistas no pueden tomar homeopatía. Piensan que un tratamiento excluye al otro. Nada más lejos de la realidad. No solo ambas opciones no se excluyen, sino que se complementan. En esos casos, la homeopatía va como anillo al dedo.

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La homeopatía puede utilizarse como tratamiento único y, por supuesto, también combinarse con los tratamientos médicos convencionales para aliviar los síntomas de una enfermedad o trastorno de salud.
La homeopatía puede ser útil para mejorar la calidad de vida de las personas enfermas, potenciar los efectos beneficiosos de los tratamientos convencionales y reducir el impacto de sus efectos secundarios.

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Aurora Julià – Naturópata y Homeópata – Abadiño (Bizkaia)
También consultas on-line

 


14/Oct/2025

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👉 Millones de personas en el mundo se tratan con homeopatía por su eficacia y seguridad

👉 Productos de origen natural: vegetal (65%), mineral o animal

👉 Imposible que cause ningún daño:

  • Sin efectos secundarios
  • Sin contraindicaciones

 

👉 Apta para todo tipo de personas en cualquier etapa vital:

  • En el embarazo
  • Lactantes
  • En la infancia
  • En la vejez
  • Con diabetes, enfermedades degenerativas, autoinmunes…
  • Con tratamiento farmacológico

 

Aurora Julià – Homeópata – Abadiño


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14/Oct/2025

 

No es ciencia ficción y aunque puede poner los pelos de punta, lo cierto es que es real y cada vez hay más pruebas de ello. La flora intestinal, la legión de microorganismos que habita nuestro intestino desde que llegamos al mundo hasta que lo abandonamos, también marca nuestro carácter y nuestro temperamento. En la actualidad,  sabemos que la microbiota intestinal es la encargada de cooperar con nuestro mecanismo de defensa a las enfermedades, de digerir componentes de la dieta e incluso del desarrollo neurológico. Además puede modularse a través de la dieta y el estilo de vida. La pérdida de equilibrio en la microbiota intestinal puede dar lugar a enfermedades como la obesidad, la inflamación intestinal y algunos trastornos neurológicos.

En la investigación realizada en la Universidad de Turku (Finlandia) publicada recientemente concluye que el temperamento del bebé se asocia a especies concretas de la flora intestinal. En el estudio han encontrado asociaciones entre determinadas composiciones del microbioma intestinal en bebés a las 10 semanas de edad, con el desarrollo de ciertos rasgos del carácter cuando el bebé ha cumplido seis meses. Los resultados se suman a un creciente conjunto de pruebas que relacionan las bacterias que habitan en el intestino, con el comportamiento y estado de ánimo de las personas.

En un estudio anterior de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.), la investigadora Lisa Christian en un comunicado de prensa explicaba que  «Hay evidencia sustancial de que las bacterias intestinales interactúan con las hormonas del estrés, las mismas hormonas para las que se ha encontrado relación con enfermedades crónicas como la obesidad y el asma», y continuaba «El temperamento de una criatura nos da una buena idea de cómo reacciona al estrés. Esta información, combinada con un análisis de su microbioma intestinal, podría en última instancia ayudarnos a identificar oportunidades para prevenir problemas de salud crónicos».

En el estudio finlandés liderado por Anna Aatsinki se analizaron muestras de heces procedentes de 330 bebés lactantes con 10 días, posteriormente se volvió a realizar el mismo análisis cuando cumplieron los seis meses. También se realizó un cuestionario a las madres para conocer el temperamento de los bebés. En general, se determinó que una flora bacteriana más plural se asociaba a menor temor y emotividad negativa, se asoció que diferentes tipos de bacterias del ácido láctico guardaban relación con las emociones positivas como la alegría y la felicidad, esto puede delatar que en un futuro un bebé tenga una personalidad extrovertida.  El estudio también consideró otros factores que afectan significativamente a la diversidad de la microbiota, como la vía de alumbramiento del bebé (vaginal o cesárea) y la lactancia materna.

Un elevado nivel de bacterias como la Bifidobacterium y el Streptococcus, con un nivel bajo de bacterias Atopobium, se asoció a las emociones positivas, las emociones negativas se asociaron a las bacterias del género Erwinia, Rothia y Serratia. La reactividad del miedo se relacionó con un mayor número de bacterias Peptinophilus y Atopobium en la composición de la flora intestinal. Aunque se trata de un estudio observacional, resulta muy revelador, ya que no se sugiere causalidad en los descubrimientos, estos resultados dan pie a realizar nuevos estudios para intentar esclarecer los mecanismos subyacentes que dan lugar a estas asociaciones.

 

 

http://pequelia.republica.com/bebes/el-temperamento-del-bebe-se-asocia-a-especies-concretas-de-la-flora-intestinal.html

https://www.agenciasinc.es/Agenda/La-microbiota-intestinal

https://www.tendencias21.net/El-caracter-de-los-ninos-de-dos-anos-esta-relacionado-con-sus-bacterias-intestinales_a40575.html


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14/Oct/2025

No todos los alimentos que encontramos en el supermercado son lo que parecen. Por ejemplo, hay calamares que no son realmente calamares, palitos de cangrejo que no llevan cangrejo, yogures que no son yogures, y hasta supuesto caviar que no es más que una mala copia de los huevos de esturión de precios prohibitivos. Con el queso ocurre más de lo mismo: no todo el queso del súper es queso de verdad. De hecho, si no aparece la palabra queso en el envoltorio o la variedad de la que se trate (Emmental, Gouda o Cabrales, por ejemplo), lo más normal es que estemos ante otra cosa.
Los quesitos, esas pequeñas porciones que han formado parte de las meriendas de miles de niños desde tiempos inmemoriales, tampoco son exactamente queso. No al menos en el sentido más estricto del término, ya que los quesos tradicionales son elaborados única y exclusivamente con cuatro ingredientes básicos: leche, cuajo, fermentos lácticos y sal. Nada más. Eso sí, la legislación también permite que puedan etiquetarse como quesos aquellos productos elaborados a partir de nata o suero de mantequilla y que incluyan otros ingredientes tales como «colorantes o cultivos microbianos y levaduras y especias».
Dicho esto, la mayoría de quesitos que podemos encontrar en el supermercado ni siquiera incluyen la palabra «queso» en el envase. En el mejor de los casos podemos encontrar el término «queso fundido». ¿Y qué es el queso fundido?  «El producto obtenido por molturación, mezcla, fusión y emulsión, de una o más variedades de queso con o sin adición de leche, productos lácteos y otros productos alimenticios», dice el Real Decreto 1113/2006, que regula el etiquetado de los quesos y quesos fundidos. Es el caso de los quesitos o los tranchetes.
Para elaborar este tipo de alimentos la industria utiliza sales fundentes, compuestos que permiten mezclar distintas sustancias que dan lugar a este producto de textura y sabor blandos, que suele incorporar una gran cantidad de almidón y otros ingredientes poco deseables. «Aunque sabemos que los aditivos [como las sales fundentes] no son el problema, bien es cierto que cuanto mayor sea la proporción de otros ingredientes, menores serán los que verdaderamente nos interesan para un queso», explica el tecnólogo alimentos y divulgador Mario Sánchez.
De esta forma, tanto los tranchetes como los quesitos son variedades de queso que entrarían dentro del grupo de alimentos conocidos como ultraprocesados. Ya saben, todos esos productos tan poco recomendables, que se elaboran de forma industrial y que suelen incluir más de cinco ingredientes, entre los que se encuentran harinas refinadas, aceites vegetales refinados, azúcares añadidos y/o sal.
Fuentes:
 
https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20191009/mentira-quesitos-sanos-realmente-queso/435207526_0.html?fbclid=IwAR2rS84Y_rb_9XfHOAnczubsApiYTSfBsFlPDs4GdrX8-1Yd2C1Z6Z-jo08
https://www.pequeocio.com

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14/Oct/2025

Los disruptores hormonales o endocrinos son sustancias químicas capaces de alterar el sistema hormonal, tanto en seres humanos como en animales, responsable de múltiples funciones vitales como el crecimiento o al desarrollo sexual. Al imitar o alterar el efecto de las hormonas, los disruptores endocrinos pueden enviar mensajes confusos al organismo ocasionando diversas disfunciones. Todos estamos expuestos a sustancias químicas que pueden alterar nuestro sistema hormonal y causar numerosos problemas de salud de efectos irreversibles. Los disruptores endocrinos son compuestos químicos presentes en insecticidas, plásticos, detergentes, pesticidas, cosméticos, resinas, envases y otros muchos productos de uso cotidiano, que contaminan el medioambiente y que incorporados a un organismo vivo afectan a su equilibrio hormonal.

Es hora, si no lo hemos hecho ya, de tomarnos en serio los disruptores endocrinos químicos (DEQ) y de fijarnos en si los alimentos, cosméticos, muebles y otros productos que consumimos y utilizamos habitualmente los llevan o no. Y si la respuesta es afirmativa, habremos de cambiar nuestros hábitos para evitarlos.

Dra. Marisa López-Teijón del Instituto Marquès, Barcelona: “El organismo humano, cuando se diseñó, no estaba previsto que supiera eliminar el metacrilato o que supiera eliminar el plástico. Todas estas sustancias se quedan dentro del organismo acumuladas porque no las puede degradar, lo mismo que cuando vemos una bolsa de plástico en medio del agua del mar. Sigue nadando pero no hay posibilidad de que la naturaleza sepa cómo eliminarlo”.

La investigación científica ha relacionado los disruptores endocrinos con un amplio abanico de enfermedades que incluye: El sistema endocrino es crucial e indispensable para regular muchas de las funciones del organismo. Los disruptores endocrinos afectan al organismo a múltiples niveles y esto causa una serie de problemas.

➝ Salud reproductiva femenina (Pubertad precoz, cáncer de mama, disminución de la fecundidad/fertilidad).

➝ Salud reproductiva masculina (Malformaciones en genitales de bebés, disminución de la calidad del semen, cáncer de testículo y próstata).

➝ Trastornos del metabolismo (obesidad, diabetes).

➝ Problemas cardiovasculares.

➝ Alteraciones y enfermedades neurológicas (Perturbaciones del desarrollo neurológico y alteraciones conductuales, como Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, Autismo, etc, y enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson).

“Por prudencia, y porque el efecto hormonal de los disruptores endocrinos es una realidad, aunque se desconoce su magnitud, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) aboga por evitar estas sustancias, sin caer en el alarmismo”.

Así de claro y contundente es el mensaje que han lanzado los endocrinólogos españoles, que junto con la Sociedad Europea de Endocrinología (ESE), ha enviado una carta al Ministerio para la Transición Ecológica alertando sobre las amenazas que plantean los DEQ para la salud de la población y para el medioambiente.

“Los gobiernos deben informar a los consumidores y facilitar el uso de envases y otras sustancias inertes que no contienen disruptores endocrinos”, aseguran los médicos especialistas en endocrinología.

Los endocrinólogos explican que, aunque la comunidad científica aún no ha podido establecer una relación causa-efecto entre la presencia de estas sustancias en el organismo y el aumento de ciertas enfermedades, lo que está fuera de toda duda es que los DEQ se asocian con la disminución de la fertilidad masculina, con algunos tipos de cáncer (mama y próstata, principalmente) y con ciertos problemas metabólicos como diabetes, hipertensión y obesidad.

¿Dónde están los disruptores?

Los principales disruptores endocrinos son el insecticida DDT (diclorodifeniltricloroetano), los policloruros de bifenilo (una clase de compuestos clorados usados en la industria de los refrigerantes y lubricantes), compuestos asociados al plástico como el bisfenol-A (presente en el papel térmico de algunos ticket de caja), el PBDE, PBB, ftalatos y estireno (usado en electrodomésticos y en los coches), pesticidas y fungicidas agrícolas como clordano, clordecone, Mirex, trifenilestaño y oxafeno; disolventes como el 1,2,4-triclorobenceno, tetracloroetileno o el octacloroestireno, alquilfenoles usados en detergentes, y el resorcinol.

Estos compuestos están presentes en envases de alimentos con recubrimientos plásticosplaguicidas, productos de higiene personal y de limpiezamateriales de construcción, materiales plásticos y sintéticos, ambientadores, materiales de decoración, insecticidas, ropajuguetes, electrodomésticos, aparatos electrónicos, compuestos antiadherentes

¿Cómo podemos evitarlos?

Para evitar el contacto y la exposición a estos disruptores endocrinos, los especialistas recomiendan evitar el consumo de productos envasados y procesados industriales, y de envases y materiales con recubrimientos plásticos, ignífugos, antiadherentes

Como alternativa aconsejan utilizar materiales inertes, como el vidrio y las fibras naturales. También recomiendan reducir el consumo de alimentos precocinados, beber agua del grifo en lugar de embotellada, y leer bien las etiquetas de los cosméticos y los productos de limpieza antes de comprarlos para asegurarse que los elegidos están libres de esas sustancias.

Impacto sobre las hormonas sexuales

Los DEQ tienen potencial para perturbar cualquier sistema hormonal, pero los endocrinólogos aseguran que la información disponible sobre la disrupción hormonal causada por los agonistas o los antagonistas de las hormonas sexuales femeninas (estrógenos) es muy superior.

Por contra, comentan que los resultados de las investigaciones sobre el efecto negativo de los disruptores endocrinos sobre los mecanismos de control de la testosterona y la espermatogénesis en los testículos son confusos, y no es posible afirmar “de forma cuantitativamente significativa” que sean la causa directa de las alteraciones en estos sistemas. “La potencia hormonal de estas sustancias es extremadamente débil, y solo una exposición ambiental muy intensa y repetida es motivo de preocupación, tal y como ha expresado reiteradamente la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)”, recalcan desde la SEEN.

 

Fuentes:

vivosano.org/disruptores-endocrinos

https://www.lavanguardia.com/vivo/lifestyle/20190924/47612658909/por-que-fijarte-evitar-disruptores-endocrinos-quimicos-salud.html?fbclid=IwAR3n7hspiveHH3AU-Lpyj3bBtroWHAUmSAwbszUd06xWYq72cAr6IHGAalc

 


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14/Oct/2025

 

Casi todo el mundo sabe que el déficit de ácido fólico es la principal causa de daños durante el desarrollo fetal. Pero no es tan conocida su incidencia en la salud cardiovascular. Una dieta vegetal variada y rica en esta vitamina abre una nueva línea terapéutica en la prevención y el tratamiento de los trastornos cardiovasculares.

Como indica su nombre, esta vitamina del grupo B –la B9– abunda en los vegetales: hojas verdes, legumbres, frutos secos y cereales. Actualmente, la escasez de vegetales en la dieta de muchas personas hace que no se cubran los mínimos diarios.

EL ÁCIDO FÓLICO REGULA LOS NIVELES DE HOMOCISTEÍNA

El ácido fólico es esencial para neutralizar los altos niveles de homocisteína en el plasma sanguíneo. Cuando se abusa de alimentos de origen animal, se puede llegar a consumir el doble de las proteínas que se necesitan. Y, con ellas, de metionina, el aminoácido del que se deriva la homocisteína. Esta facilita el depósito y calcificación de lípidos en las arterias, que se van volviendo rígidas.

Un exceso de homocisteína está vinculado a enfermedades coronarias, vasculares cerebrales y de las extremidades inferiores, así como trombosis venosa, insuficiencia renal, demencias o Alzheimer.

La elevación de la homocisteína no depende del colesterol o la presión arterial, la diabetes o el tabaquismo, pero su efecto se potencia en combinación con ellos. Sí influyen factores genéticos, la edad y los hábitos de vida.

Pero el elemento determinante es la dieta y, en concreto, la carencia o abundancia de vitamina B9, tan importante para eliminar la homocisteína. Además actúa en colaboración con las vitaminas B6 y B12, que también debemos asegurarnos.

La presencia de ácido fólico en el plasma reduce el exceso de homocisteína, lo que se traduce en una mejor vasodilatación arterial, menor oxidación del colesterol LDL o «malo», mejor coagulación y agregación plaquetaria, y mayor flexibilidad de los vasos sanguíneos.

DETECTAR LAS DEFICIENCIAS DE ÁCIDO FÓLICO

Las necesidades de ácido fólico aumentan durante el embarazo y la lactancia. También en enfermedades como las inflamatorias, la insuficiencia renal, el hipertiroidismo, la psoriasis, el cáncer, el tabaquismo y los tratamientos con ciertos fármacos.

Las deficiencias se detectan con un análisis de sangre, rutinario en embarazadas y otras personas con riesgo. El rango normal se sitúa entre los 2,7 y los 17 nanogramos por mililitro. Conviene revisar también los niveles de vitaminas B6 y B12, pues su acción metabólica suele ser colaborativa.

 

Alimentos ricos en ácido fólico

 

1. Hojas verdes y verduras

Las verduras de hoja verde, como la rúcula, las espinacas, la endibia, la lechuga, los berros, las acelgas o la col, son algunos de los alimentos más ricos en ácido fólico.

También lo es el perejil, aunque se consuma en menor proporción. Preparar ensaladas verdes con lechugas de diferente hoja y espinacas, por ejemplo, es una baza segura para obtener ácido fólico. El perejil puede añadirse picado a verduras y sopas.

El ácido fólico también está presente en otras verduras como el brécol, las coles de Bruselas, el espárrago, el puerro o la alcachofa. Y las algas, sobre todo, agar-agar, espirulina y clorella.

Cocinarlas al vapor es una buena opción, porque es rápida y evita el contacto del agua con los alimentos.

2. Legumbres

Las judías o alubias, los garbanzos, la soja y los guisantes son algunas de las legumbres que vale la pena incluir en la dieta si se desea, entre otras cosas, aumentar el consumo de ácido fólico.

3. Aliños, aderezos y frutos secos

Ensaladas y verduras pueden aderezarse con levadura de cervezagermen de trigosalsa de sojamiso (paté de soja fermentada) o gomasio (sésamo con sal).

Puede añadirse al aliño semillas trituradas, sobre todo pipas de girasol y calabaza. La castaña, la nuez, la avellana y la almendra también aportan cantidades considerables de ácido fólico. Además de consumirse como tentempié, pueden añadirse triturados a la ensalada o a sopas y cremas. Pueden hacerse bocadillos untados con mantequilla de cacahuete o de sésamo, o rellenarse con hojas de lechuga, rúcula o espinacas.

4. Cítricos y aguacates 

Sobre todo las naranjas, pero también las papayas y las fresas. El aporte es intermedio pero si se lo suma a otros alimentos, pueden venir muy bien, sobre todo si se consumen en el desayuno. 

El aguacate además de ácido fólico  y ácidos grasos. Una taza de esta fruta nos aporta el 30 %, aproximadamente, de lo que precisamos a diario.

5. Cereales integrales

Tienen más ácido fólico que los refinados. Destacan los copos de trigo inflados, pero también el centeno.

6. Alimentos de origen animal

Y aunque los alimentos de origen animal no contienen las mismas cantidades importantes de ácido fólico que los vegetales, algunos también constituyen una fuente de vitaminas del grupo B que merece la pena tener en cuenta:

  • Hígado de pollo, pavo o ternera, alimentos muy ricos también en vitamina A.
  • Mariscos y pescados azules, perfectos además para combatir la anemia que algunas mujeres sufren durante el embarazo.
  • Lácteos: queso y yogur

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