Antes de buscar un embarazo es necesario hacer el ‘nido’. La pareja no solo debe prepararse mental y emocionalmente sino también cultivar hábitos de vida saludables.
El espermatozoide que, como sabemos, se forma en las gónadas masculinas, tarda casi 3 meses en madurar. Cada eyaculación tiene de promedio 250 millones para que un pequeño número llege al óvulo, a menor cantidad también disminuyen las probabilidades de embarazo. Este proceso está regulado por diferentes hormonas. Para que ocurra correctamente la espermatogénesis, los testículos deben estar 1ºC por debajo de la temperatura corporal. Por ese motivo, se pegan al cuerpo en invierno y se separan con el calor del verano. Erudito Ecosistema.
Por otro lado, la mujer nace con unos 2 millones de óvulos y en la pubertad tiene entre 300 mil y 500 mil. Cada mes crecen unos 20 folículos que son una estructura esférica que rodea y nutre al óvulo, pero sólo un óvulo (o dos) llegará, en la ovulación, a madurar. Todo ello ocurre en tres fases (folicular, ovulatoria y lútea) y depende de la interrelación de diversas hormonas. Y el óvulo tiene un papel activo a la hora de escoger el espermatozoide que recibe. Sabia Naturaleza.
Es importante saber que una de cada tres concepciones no sale adelante y que, a pesar de que se recomienda esperar 6 meses para volver a intentarlo, para facilitar el remonte emocional, es más fácil embarazarse seguido cuando ha habido un aborto espontáneo. La Naturaleza de nuevo establece su criterio.
Para mejorar la probabilidad de tener descendencia, es importante depurar meses antes el organismo, tener una buena alimentación y óptima nutrición, propiciar una correcta regulación hormonal y favorable gestión emocional y del estrés. La genética y la epigenética nuevamente forman parte de la partitura. Hay una misma información pero infinidad de formas de interpretar y vivir cada situación de nuestra vida.