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Nunca como ahora ha sido tan importante dejar de consumir comida procesada

La alimentación sana con mucha fruta y verdura y grasas saludables, así como el ejercicio físico y la reducción de la ansiedad, son clave para hacer frente a los problemas intestinales provocados por el confinamiento.

Una de las primeras consecuencias de estar encerrados en casa es que nos movemos poco, mucho menos de lo habitual. Y esta falta de ejercicio físico afecta mucho en el aspecto digestivo, ya que afecta la movilidad intestinal. Hay muchas personas que estos días tienen estreñimiento, mientras que otros, por el contrario, tienen diarrea. Son unos trastornos que están muy vinculados a la falta de ejercicio y una salud emocional bastante afectada. Durante el primer período de confinamiento ha habido mucha ansiedad e incertidumbre y ahora parece que la cosa ha virado un poco hacia la resignación. De todo ello se ha resentido la salud emocional, lo que altera el tránsito intestinal.

En caso de estreñimiento hay que entender que esta respuesta del cuerpo viene dada por la falta de movimiento. Cuando el cuerpo se mueve, los músculos abdominales estimulan los intestinos para ayudarnos a evacuar. Por lo tanto, aunque estemos confinados, hay que hacer ejercicio, lo que a cada persona le vaya bien, aunque sea bailar. Una buena opción para casa son, por ejemplo, las torsiones y posturas invertidas del yoga.

Hay que consumir alimentos ricos en fibra, como frutas y verduras. Las legumbres son muy interesantes porque, además de aportar proteínas, tienen un alto contenido en fibra, así como los frutos secos. Asimismo, conviene priorizar el consumo de grasas saludables como los que podemos encontrar en el aceite de oliva virgen extra, el pescado azul y los aguacates. Las grasas saludables activan la vesícula biliar y esto estimula el tránsito intestinal. Además, conviene hidratar bien el cuerpo, eso sí, evitando las bebidas alcohólicas.

Y si el problema es la diarrea lo que aconsejo es que, en lugar de hacer tres comidas al día, se hagan más, y menos abundantes, repartidas a lo largo del día para que el sistema digestivo lo reciba y gestione para que no provoque diarrea. Debemos escoger alimentos adecuados, por ejemplo verduras como la zanahoria cocida, la patata, frutas como el plátano y la manzana. La manzana siempre debe ser rallada y dejar que oxide un poco para que libere más taninos que nos ayudan a controlar la diarrea. También es indicado el caldo vegetal y el té bastante infusionado, también rico en taninos.

 

La situación que vivimos puede hacer que despierte en bastantes personas el colon irritable muy relacionado con el estado anímico, con la situación emocional, pero hay un protocolo bastante concreto que calma la sintomatología. Se trata de hacer una dieta baja en Fodmap, que es la sigla en inglés de unos carbohidratos de cadena corta que fermentan mucho en el intestino. Así, cuando se tiene colon irritable, es necesario evitar frutas como la manzana y la pera, que son ricas en Fodmap. Deben evitarse a su vez los espárragos, alcachofas, garbanzos, tomar leche … Y aumentar los alimentos bajos en Fodmap, como berenjena, brócoli, almendras, calabacín, cítricos, frutas del bosque …

Con todo podemos llegar a la conclusión de que el coronavirus, aparte de los graves daños que puede provocar al sistema pulmonar, también impacta indirectamente en el aparato digestivo. Es frecuente que  ante  situaciones traumáticas  haya  malestares estomacales y digestivos. Algunos de estos problemas intestinales están muy vinculados a las preocupaciones, a las emociones y, en definitiva, a nuestro cerebro.
Hay un vínculo entre el cerebro y el intestino, que por eso se dice que es el segundo cerebro. Hay una comunicación constante y bidireccional entre el uno y el otro. Se afectan mutuamente. Al final es como un pez que se muerde la cola. Cuando sentimos angustia generamos más gases, vamos peor al baño y todo ello hace que nos angustiamos un poco más. Esta dinámica es muy difícil de cortar y sólo se puede hacer con una alimentación más sana, con ejercicio y rebajando el nivel de ansiedad intentando desconectar un poco de las malas noticias.
De todo ello, podemos sacar algo positivo, de esta crisis sanitaria. Con el confinamiento tenemos más tiempo para estar en la cocina y probar o renovar recetas, y es un buen momento para apostar por la alimentación sana. Nunca como ahora ha sido tan importante dejar de consumir productos procesados. Son unos enemigos para la salud que generan adicción, nos roban vitaminas y minerales, no aportan nada de fibra y provocan inflamación. Optemos por la comida real y saludable, reforzemos nuestro sistema inmunitario, hagamos ejercicio físico y salgamos un poco el balcón o asomémonos a la ventana para que nos dé el sol y ayude al cuerpo a generar vitamina D.

 

Entrevista a Pilar Rodrigáñez, autora del libro «Pierde peso y gana salud» publicada el 04/04/2020, en catalán, en el periódico http://www.elpuntavui.cat/

 


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¿Qué es le Jarabe de Maíz de Alta Fructosa?

El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) es un endulzante derivado del jarabe de maíz, el cual se procesa desde ese cereal. El JMAF se utiliza para endulzar alimentos procesados y refrescos.

Al igual que el azúcar común, está compuesto por fructosa y glucosa. Se popularizó a fines de los años ’70 cuando en Estados Unidos el precio del azúcar regular se elevó mientras el del maíz era bajo a causa de los subsidios gubernamentales.

¿Cómo se fabrica?

Su materia prima es el maíz, el cual usualmente es modificado genéticamente. El cereal primero se muele para producir almidón, el cual se procesa para finalmente obtener jarabe de maíz.

Este jarabe consiste casi totalmente en glucosa. Para hacerlo más dulce y parecido en sabor al azúcar común, parte de esa glucosa es convertida en fructosa utilizando enzimas.

¿Es nocivo para la salud?

Según un estudio realizado por el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado, el exceso en el consumo de JMAF aumenta el riesgo de hipertensión, que puede provocar todo tipo de problemas de salud aumentando el riesgo de infarto, cardiopatías, derrame cerebral, etc.

A su vez, otro estudio, publicado en la revista “Environmental Health”, indica que muchos alimentos comunes fabricados con jarabe de maíz de alta fructosa contienen mercurio. Para ello se evaluaron 20 muestras de jarabe de maíz de alta fructosa y hallaron mercurio en nueve de ellas. Al igual que el azúcar el JMAF tiene un índice glucémico altísimo, elevando en forma inmediata el nivel de azúcar en sangre y generando antojos constantemente, por lo cual es acusado como un gran generador de la obesidad mundial.

¿Dónde se encuentra el JMAF?

El problema del JMAF es que se encuentra presente en casi todos los alimentos y bebidas que tienen endulzantes calóricos agregados.

Gaseosas, jugos artificiales, jugos de frutas endulzados artificialmente, confituras, postres, yogurts saborizados, y en la gran mayoría de productos horneados y panificados, como así también en mermeladas y jaleas.

Actualmente, asusta el incremento de alimentos “light” o dietéticos, que contienen JMAF. Yogures y barritas de cereales, contienen este jarabe. El problema de esto, es que mucha gente que intenta alejarse del azúcar, termina consumiendo JMAF, cuyo aporte calórico y efectos negativos sobre la salud son iguales o peores.

 

Fuente:

https://www.mendozapost.com/nota/31942-el-jarabe-de-maiz-de-alta-fructosa-el-veneno-del-siglo-21/


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Los antiguos chinos utilizaban las semillas de cáñamo y el aceite extraído de ellas como alimento y medicina. Y hoy, aunque aún se emplean poco, se conoce bien su alto contenido nutricional, propio de un «superalimento «. Las semillas de cáñamo son las semillas de la planta Cannabis sativa, pero no contienen cannabioles ni tampoco el principal componente narcótico de esta planta, el THC.

Podemos encontrarlas como semillas de cáñamo con piel (cañamones), semillas peladas, en forma de aceite o las proteínas en polvo. Pero nos centraremos en las semillas peladas, que pueden añadirse a cualquier plato y consumirlas toda la familia.

Las semillas de cáñamo deben consumirse siempre peladas, ya que su cáscara es muy dura. Una vez peladas pueden consumirse directamente o añadirse a yogures, cereales de desayuno, emplearlas para elaborar barritas energéticas, etc.

Su combinación de proteínas, Hierro, Magnesio y vitamina E las convierten en un alimento muy valorado por los deportistas.

  1. Son ricas en proteínas vegetales, de fácil digestión y que, además, contienen todos los aminoácidos esenciales.
  2. Aportan ácidos grasos Omega 3 y 6, fundamentales para el organismo.
  3. En cuanto a minerales, destaca su contenido en Magnesio, un mineral imprescindible para la absorción del Calcio, además de ser un relajante muscular y contribuir a disminuir el cansancio y la fatiga.
  4. También contienen Hierro, por lo que resultan un buen alimento para vegetarianos y veganos.
  5. Contienen vitamina E, altamente antioxidante para proteger nuestra piel de los efectos nocivos de los radicales libres y del envejecimiento cutáneo prematuro.
  6. Por su alto contenido en fibra contribuyen a regular el tránsito intestinal.

 

Según un estudio de 2007 pueden prevenir una excesiva coagulación de la sangre y «proteger frente a derrames e infartos de miocardio provocados por coágulos». Sus componentes ayudan a reducir el colesterol y los triglicéridos, mejoran la elasticidad de los vasos sanguíneos e impiden que se acumule grasa en las paredes arteriales.

La American Chemical Society sostiene que sus altos niveles de ácido alfa-linolénico (omega-3) pueden ser beneficiosos en la «prevención de la enfermedad coronaria y el cáncer».

No existe un máximo recomendado de semillas, ya que carecen de contraindicaciones. Pueden comerlas personas con alergias a frutos secos o sensibilidad al gluten, la lactosa o el azúcar.

 

Fuentes:

https://www.elgranero.com/mejorar/6-propiedades-nutricionales-de-las-semillas-de-canamo/

https://www.cuerpomente.com/alimentacion/superalimentos/semillas-canamo_1296


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Los mayores que toman más de dos porciones estándar de champiñones a la semana reducen su riesgo de sufrir deterioro cognitivo leve (MCI por sus siglas en inglés) hasta la mitad. Así lo asegura un equipo formado por investigadores del Departamento de Medicina Fisológica y del Departamento de Bioquímica de la Yong Loo Lin School of Medicine de la Universidad Nacional de Singapur.

¿A qué se refieren con una porción estándar? A tres cuartos de una taza de champiñones cocinados, o para el caso, a unos 150 gramos. Las dos porciones equivaldrían a la mitad de un plato o una guarnición de primer plato. Pero incluso una porción semanal menor ya demostraría eficacia a la hora de conservar la capacidad cognitiva en la tercera edad, señalan

«Esta correlación sorprende y anima», asegura el profesor asociado Lei Feng, investigador principal de este trabajo. «Parece ser que un ingrediente accesible tiene un efecto dramático a la hora de frenar el declive cognitivo». El estudio se desarrolló entre 2011 y 2017 contando con más de 600 pacientes chinos mayores de 60 años. Los resultados se han publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease.

El MCI se define como el paso intermedio entre el declive natural ligado a la edad y el deterioro más severo que conduce a la demencia senil. Se manifiesta en forma de pérdida de memoria o dificultad para formar recuerdos, así como en déficit de las capacidades linguísticas, visuoespaciales y para mantener la atención. Pueden ser síntomas sutiles, mucho menos serios que los ligados por ejemplo al alzhéimer.

«La gente que sufre MCI sigue con su vida corriente. Lo que teníamos que determinar era si estos mayores tenían resultados peores en los tests neuropsicológicos que gente de su misma edad y formación», explica Leng. «Estas pruebas están diseñadas específicamente para medir los distintos aspectos de la capacidad cognitiva de una persona». Algunos son adaptaciones, indica, de la prueba de Cociente Intelectual más usada, la Escala Wechsler de Inteligencia para Adultos.

Parte de la prueba incluye entrevistas en profundidad con los sujetos del estudio, en las que se recogen información demográfica, historial médico, factores psicológicos y hábitos dietarios. Igualmente, se tomaron medidas de tensión arterial, peso, altura, fuerza de agarre y velocidad al paso. Finalmente, pasaron por una prueba para medir niveles de cognición, depresión y ansiedad. Al final de todo esto, tuvo lugar el test neuropsicológico que se alargó dos horas y arrojó una puntuación de demencia.

Los champiñones mencionados por los participantes eran de la variedad de consumo habitual tanto secos como envasados, así como algunas especialidades culinarias: setas shiitake, setas de ostra o seta dorada. Los investigadores señalan que casi todas las variedades contienen un compuesto, la ergotioneina, que puede estar detrás de sus beneficios para el cerebro.

«Se trata de un antioxidante único y antiinflamatorio que los humanos no pueden sintetizar por sí solos, pero que puede obtenerse por vía dietaria y del cual los champiñones son la principal fuente», explica el Dr. Irwin Cheah, bioquímico jefe. Un estudio previo ya había comprobado que la ergotioneina se encontraba en niveles menores en los pacientes diagnosticados de MCI, y se vinculó la deficiencia de este aminoácido con un factor de riesgo neurodegenerativo.

Otros compuestos de este alimento pueden ser ventajosos a la hora de conservar las capacidades mentales, indican: hericenonas y erinacinas, por ejemplo, pueden estimular la síntesis de factores para la regeneración de nervios. Y componentes bioactivos del champiñón pueden proteger el cerebro de la neurodegeneración al inhibir la producción de sustancias nocivas, como la beta-amiloide.

El siguiente paso para el equipo de Feng consiste en probar una síntesis de ergotioneina y de otros ingredientes de origen vegetal, como las catequinas de la hoja del té verde, como tratamiento contra el deterioro cognitivo para evaluar el potencial terapéutico de estos fitonutrientes. Además, las entrevistas con los ancianos saludables pueden arrojar nuevos indicios sobre hábitos nutricionales beneficiosos adicionales.

Fuente: https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20190317/champinones-comida-cuidan-cerebro-evitan-demencia-senil/383212332_0.html?fbclid=IwAR1GPtvlDXABG5-L-XUsMKNzpmOe8l7yGsMm0GRBicAyQXYuuCtnyHYgz90

 


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Se tiene la idea que llevar una dieta ecológica nos encarecerá mucho la cesta de la compra pero no tiene porque ser así si se escogen bien los alimentos. Seguir una alimentación ecológica va asociado a la idea de comer caro pero los alimentos ecológicos y de calidad no tienen porque ser necesariamente caros. Hay opciones para poder comprar ecológico y a buen precio pero para conseguirlo se tienen que tener en cuenta estas 10 claves.

 

1. Apúntate a una cooperativa de consumo ecológico: Son un grupo de personas de un barrio o de un municipio que se organizan para comprar alimentos ecológicos, sin intermediarios, directamente al campesino, y obtener un producto de calidad y a un precio asequible.

2. Compra verdura y fruta de temporada: Nos hemos acostumbrado a que, si queremos, podemos comprar nectarinas, uvas, fresas, melón… todo el año. Ya no sabemos si los tomates o las naranjas son cultivos de temporada o no. Comprar productos que no son de temporada hace que acabemos pagando más por lo que comemos y obtengamos, además, un producto de peor calidad. Hay que volver a aprender a alimentarnos con frutos de temporada.

3. Compra grandes cantidades y procésalo tú: Cuando sea temporada de una fruta compra gran cantidad y haz compota casera. Siempre es mejor hacer conservas para consumir más adelante que comprar las conservas ya hechas que están llenas de conservantes y aditivos.

4. Opta por carne sin intermediarios: muchos productores de carne ecológica venden lotes de productos online y en 24horas llega al domicilio. Si se compra una buena cantidad de carne y se congela se ahorra bastante dinero.

5. Acude a los mercados de productores locales: si bien no siempre son Mercados de productos orgánicos, ya se reduce el impacto ecológico pues son productos locales y menos caros al tener menos intermediarios. En estos mercados se puede encontrar comida local y muy fresca, ya que sus producciones no suelen pasar por cámaras frigoríficas ya que se recolecta lo que se va a vender en el día.

6. Compra a granel: el arroz, o las legumbres son mucho mas baratas si se compran a granel y suponen un significativo ahorro en la cesta de la compra.

7. Planifica las comidas con antelación: te permite organizar mejor tu tiempo para cocinar y así comerás mejor y hecho en casa.

8. Reduce el consumo de huevo: los huevos ecológicos sí son relativamente caros, aunque si reducimos su consumo, lo notaremos mucho menos.

9. Cultiva tus propios productos ecológicos: tener un huerto en casa no solo está al alcance de las personas que tiene un gran terreno, con un pequeño pedazo de tierra o en una terraza se puede cultivar. Si solo se dispone de un balcón se pueden tener macetas con especies y plantas aromáticas para cocinar.

10. Fabrícate tu pan y bollería: si se compra harina ecológica y se hace pan, magdalenas o galletas caseras se ahorra mucho dinero. A veces lo complicado para seguir este punto es el tiempo.

 

Autora: Neus Palou

Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20160129/301753150353/dieta-comida-ecologica-genuinus-alimentacion-sana-compra.html


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Aunque la corteza no forme parte de nuestra alimentación, sí que puede arrastrar patógenos hacia la pulpa por la acción del cuchillo. Salmonella, listeria… Solo necesitan una oportunidad

Uno de cada cinco aguacates que llegan a nuestras manos podrían estar infectados por las bacterias causantes de listeriosis. A pesar de que nadie se come la cáscara de esta fruta, sí que es cierto que resulta muy fácil arrastrar estos patógenos desde la piel hacia el interior del aguacate al cortarlo con un cuchillo.

Para evitar los riesgos de consumir bacterias o pesticidas, se aconseja lavar los aguacates con un cepillo especial para frutas y verduras. A continuación, debemos secarlos con una toalla de tela limpia. Y por supuesto, asear después nuestras manos. Según nos explican desde la web de la OMS, “la mayoría de las personas supera esta enfermedad sin un tratamiento específico”, pero pueden resultar muy peligrosas para mujeres embarazadas, bebés, lactantes, adultos mayores de 65 años y personas con sistemas inmunológicos comprometidos, como los pacientes en tratamiento por cáncer, sida o trasplantes de órganos.
Uno de los retos de la alimentación actual es la listeria, sobre todo porque cada vez compramos más ensaladas envasadas que constituyen el hábitat idóneo para la proliferación de bacterias. Curiosamente, un estudio publicado en el ‘Journal of Food Science’ concluyó que un extracto de los huesos del aguacate podría emplearse como aditivo natural capaz de impedir el desarrollo de patógenos vinculados a la listeriosis de las frutas y verduras precortadas y listas para consumir. La investigación ha corrido a cargo de los investigadores del Tecnológico de Monterrey (México), donde se comparó el extracto enriquecido de acetogenina (EEA) de los huesos de aguacate con dos antimicrobianos sintéticos de marca. De esta manera, además, se sacaría provecho en la industria de un producto que ahora mismo no tiene salida y que, por lo tanto, se desecha. En concreto, hallaron que este extracto presentaba propiedades y perfiles químicos muy similares a los antimicrobianos sintéticos, incluso fue efectivo a 37ºC y a una temperatura de refrigeración de 4ºC.
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Autora: Ana Durá
Fuente: https://www.alimente.elconfidencial.com/consumo/2019-01-20/piel-aguacates-lavar_1739806/

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No es ciencia ficción y aunque puede poner los pelos de punta, lo cierto es que es real y cada vez hay más pruebas de ello. La flora intestinal, la legión de microorganismos que habita nuestro intestino desde que llegamos al mundo hasta que lo abandonamos, también marca nuestro carácter y nuestro temperamento. En la actualidad,  sabemos que la microbiota intestinal es la encargada de cooperar con nuestro mecanismo de defensa a las enfermedades, de digerir componentes de la dieta e incluso del desarrollo neurológico. Además puede modularse a través de la dieta y el estilo de vida. La pérdida de equilibrio en la microbiota intestinal puede dar lugar a enfermedades como la obesidad, la inflamación intestinal y algunos trastornos neurológicos.

En la investigación realizada en la Universidad de Turku (Finlandia) publicada recientemente concluye que el temperamento del bebé se asocia a especies concretas de la flora intestinal. En el estudio han encontrado asociaciones entre determinadas composiciones del microbioma intestinal en bebés a las 10 semanas de edad, con el desarrollo de ciertos rasgos del carácter cuando el bebé ha cumplido seis meses. Los resultados se suman a un creciente conjunto de pruebas que relacionan las bacterias que habitan en el intestino, con el comportamiento y estado de ánimo de las personas.

En un estudio anterior de la Universidad Estatal de Ohio (EE.UU.), la investigadora Lisa Christian en un comunicado de prensa explicaba que  «Hay evidencia sustancial de que las bacterias intestinales interactúan con las hormonas del estrés, las mismas hormonas para las que se ha encontrado relación con enfermedades crónicas como la obesidad y el asma», y continuaba «El temperamento de una criatura nos da una buena idea de cómo reacciona al estrés. Esta información, combinada con un análisis de su microbioma intestinal, podría en última instancia ayudarnos a identificar oportunidades para prevenir problemas de salud crónicos».

En el estudio finlandés liderado por Anna Aatsinki se analizaron muestras de heces procedentes de 330 bebés lactantes con 10 días, posteriormente se volvió a realizar el mismo análisis cuando cumplieron los seis meses. También se realizó un cuestionario a las madres para conocer el temperamento de los bebés. En general, se determinó que una flora bacteriana más plural se asociaba a menor temor y emotividad negativa, se asoció que diferentes tipos de bacterias del ácido láctico guardaban relación con las emociones positivas como la alegría y la felicidad, esto puede delatar que en un futuro un bebé tenga una personalidad extrovertida.  El estudio también consideró otros factores que afectan significativamente a la diversidad de la microbiota, como la vía de alumbramiento del bebé (vaginal o cesárea) y la lactancia materna.

Un elevado nivel de bacterias como la Bifidobacterium y el Streptococcus, con un nivel bajo de bacterias Atopobium, se asoció a las emociones positivas, las emociones negativas se asociaron a las bacterias del género Erwinia, Rothia y Serratia. La reactividad del miedo se relacionó con un mayor número de bacterias Peptinophilus y Atopobium en la composición de la flora intestinal. Aunque se trata de un estudio observacional, resulta muy revelador, ya que no se sugiere causalidad en los descubrimientos, estos resultados dan pie a realizar nuevos estudios para intentar esclarecer los mecanismos subyacentes que dan lugar a estas asociaciones.

 

 

http://pequelia.republica.com/bebes/el-temperamento-del-bebe-se-asocia-a-especies-concretas-de-la-flora-intestinal.html

https://www.agenciasinc.es/Agenda/La-microbiota-intestinal

https://www.tendencias21.net/El-caracter-de-los-ninos-de-dos-anos-esta-relacionado-con-sus-bacterias-intestinales_a40575.html


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No todos los alimentos que encontramos en el supermercado son lo que parecen. Por ejemplo, hay calamares que no son realmente calamares, palitos de cangrejo que no llevan cangrejo, yogures que no son yogures, y hasta supuesto caviar que no es más que una mala copia de los huevos de esturión de precios prohibitivos. Con el queso ocurre más de lo mismo: no todo el queso del súper es queso de verdad. De hecho, si no aparece la palabra queso en el envoltorio o la variedad de la que se trate (Emmental, Gouda o Cabrales, por ejemplo), lo más normal es que estemos ante otra cosa.
Los quesitos, esas pequeñas porciones que han formado parte de las meriendas de miles de niños desde tiempos inmemoriales, tampoco son exactamente queso. No al menos en el sentido más estricto del término, ya que los quesos tradicionales son elaborados única y exclusivamente con cuatro ingredientes básicos: leche, cuajo, fermentos lácticos y sal. Nada más. Eso sí, la legislación también permite que puedan etiquetarse como quesos aquellos productos elaborados a partir de nata o suero de mantequilla y que incluyan otros ingredientes tales como «colorantes o cultivos microbianos y levaduras y especias».
Dicho esto, la mayoría de quesitos que podemos encontrar en el supermercado ni siquiera incluyen la palabra «queso» en el envase. En el mejor de los casos podemos encontrar el término «queso fundido». ¿Y qué es el queso fundido?  «El producto obtenido por molturación, mezcla, fusión y emulsión, de una o más variedades de queso con o sin adición de leche, productos lácteos y otros productos alimenticios», dice el Real Decreto 1113/2006, que regula el etiquetado de los quesos y quesos fundidos. Es el caso de los quesitos o los tranchetes.
Para elaborar este tipo de alimentos la industria utiliza sales fundentes, compuestos que permiten mezclar distintas sustancias que dan lugar a este producto de textura y sabor blandos, que suele incorporar una gran cantidad de almidón y otros ingredientes poco deseables. «Aunque sabemos que los aditivos [como las sales fundentes] no son el problema, bien es cierto que cuanto mayor sea la proporción de otros ingredientes, menores serán los que verdaderamente nos interesan para un queso», explica el tecnólogo alimentos y divulgador Mario Sánchez.
De esta forma, tanto los tranchetes como los quesitos son variedades de queso que entrarían dentro del grupo de alimentos conocidos como ultraprocesados. Ya saben, todos esos productos tan poco recomendables, que se elaboran de forma industrial y que suelen incluir más de cinco ingredientes, entre los que se encuentran harinas refinadas, aceites vegetales refinados, azúcares añadidos y/o sal.
Fuentes:
 
https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20191009/mentira-quesitos-sanos-realmente-queso/435207526_0.html?fbclid=IwAR2rS84Y_rb_9XfHOAnczubsApiYTSfBsFlPDs4GdrX8-1Yd2C1Z6Z-jo08
https://www.pequeocio.com

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Los disruptores hormonales o endocrinos son sustancias químicas capaces de alterar el sistema hormonal, tanto en seres humanos como en animales, responsable de múltiples funciones vitales como el crecimiento o al desarrollo sexual. Al imitar o alterar el efecto de las hormonas, los disruptores endocrinos pueden enviar mensajes confusos al organismo ocasionando diversas disfunciones. Todos estamos expuestos a sustancias químicas que pueden alterar nuestro sistema hormonal y causar numerosos problemas de salud de efectos irreversibles. Los disruptores endocrinos son compuestos químicos presentes en insecticidas, plásticos, detergentes, pesticidas, cosméticos, resinas, envases y otros muchos productos de uso cotidiano, que contaminan el medioambiente y que incorporados a un organismo vivo afectan a su equilibrio hormonal.

Es hora, si no lo hemos hecho ya, de tomarnos en serio los disruptores endocrinos químicos (DEQ) y de fijarnos en si los alimentos, cosméticos, muebles y otros productos que consumimos y utilizamos habitualmente los llevan o no. Y si la respuesta es afirmativa, habremos de cambiar nuestros hábitos para evitarlos.

Dra. Marisa López-Teijón del Instituto Marquès, Barcelona: “El organismo humano, cuando se diseñó, no estaba previsto que supiera eliminar el metacrilato o que supiera eliminar el plástico. Todas estas sustancias se quedan dentro del organismo acumuladas porque no las puede degradar, lo mismo que cuando vemos una bolsa de plástico en medio del agua del mar. Sigue nadando pero no hay posibilidad de que la naturaleza sepa cómo eliminarlo”.

La investigación científica ha relacionado los disruptores endocrinos con un amplio abanico de enfermedades que incluye: El sistema endocrino es crucial e indispensable para regular muchas de las funciones del organismo. Los disruptores endocrinos afectan al organismo a múltiples niveles y esto causa una serie de problemas.

➝ Salud reproductiva femenina (Pubertad precoz, cáncer de mama, disminución de la fecundidad/fertilidad).

➝ Salud reproductiva masculina (Malformaciones en genitales de bebés, disminución de la calidad del semen, cáncer de testículo y próstata).

➝ Trastornos del metabolismo (obesidad, diabetes).

➝ Problemas cardiovasculares.

➝ Alteraciones y enfermedades neurológicas (Perturbaciones del desarrollo neurológico y alteraciones conductuales, como Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, Autismo, etc, y enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson).

“Por prudencia, y porque el efecto hormonal de los disruptores endocrinos es una realidad, aunque se desconoce su magnitud, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) aboga por evitar estas sustancias, sin caer en el alarmismo”.

Así de claro y contundente es el mensaje que han lanzado los endocrinólogos españoles, que junto con la Sociedad Europea de Endocrinología (ESE), ha enviado una carta al Ministerio para la Transición Ecológica alertando sobre las amenazas que plantean los DEQ para la salud de la población y para el medioambiente.

“Los gobiernos deben informar a los consumidores y facilitar el uso de envases y otras sustancias inertes que no contienen disruptores endocrinos”, aseguran los médicos especialistas en endocrinología.

Los endocrinólogos explican que, aunque la comunidad científica aún no ha podido establecer una relación causa-efecto entre la presencia de estas sustancias en el organismo y el aumento de ciertas enfermedades, lo que está fuera de toda duda es que los DEQ se asocian con la disminución de la fertilidad masculina, con algunos tipos de cáncer (mama y próstata, principalmente) y con ciertos problemas metabólicos como diabetes, hipertensión y obesidad.

¿Dónde están los disruptores?

Los principales disruptores endocrinos son el insecticida DDT (diclorodifeniltricloroetano), los policloruros de bifenilo (una clase de compuestos clorados usados en la industria de los refrigerantes y lubricantes), compuestos asociados al plástico como el bisfenol-A (presente en el papel térmico de algunos ticket de caja), el PBDE, PBB, ftalatos y estireno (usado en electrodomésticos y en los coches), pesticidas y fungicidas agrícolas como clordano, clordecone, Mirex, trifenilestaño y oxafeno; disolventes como el 1,2,4-triclorobenceno, tetracloroetileno o el octacloroestireno, alquilfenoles usados en detergentes, y el resorcinol.

Estos compuestos están presentes en envases de alimentos con recubrimientos plásticosplaguicidas, productos de higiene personal y de limpiezamateriales de construcción, materiales plásticos y sintéticos, ambientadores, materiales de decoración, insecticidas, ropajuguetes, electrodomésticos, aparatos electrónicos, compuestos antiadherentes

¿Cómo podemos evitarlos?

Para evitar el contacto y la exposición a estos disruptores endocrinos, los especialistas recomiendan evitar el consumo de productos envasados y procesados industriales, y de envases y materiales con recubrimientos plásticos, ignífugos, antiadherentes

Como alternativa aconsejan utilizar materiales inertes, como el vidrio y las fibras naturales. También recomiendan reducir el consumo de alimentos precocinados, beber agua del grifo en lugar de embotellada, y leer bien las etiquetas de los cosméticos y los productos de limpieza antes de comprarlos para asegurarse que los elegidos están libres de esas sustancias.

Impacto sobre las hormonas sexuales

Los DEQ tienen potencial para perturbar cualquier sistema hormonal, pero los endocrinólogos aseguran que la información disponible sobre la disrupción hormonal causada por los agonistas o los antagonistas de las hormonas sexuales femeninas (estrógenos) es muy superior.

Por contra, comentan que los resultados de las investigaciones sobre el efecto negativo de los disruptores endocrinos sobre los mecanismos de control de la testosterona y la espermatogénesis en los testículos son confusos, y no es posible afirmar “de forma cuantitativamente significativa” que sean la causa directa de las alteraciones en estos sistemas. “La potencia hormonal de estas sustancias es extremadamente débil, y solo una exposición ambiental muy intensa y repetida es motivo de preocupación, tal y como ha expresado reiteradamente la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)”, recalcan desde la SEEN.

 

Fuentes:

vivosano.org/disruptores-endocrinos

https://www.lavanguardia.com/vivo/lifestyle/20190924/47612658909/por-que-fijarte-evitar-disruptores-endocrinos-quimicos-salud.html?fbclid=IwAR3n7hspiveHH3AU-Lpyj3bBtroWHAUmSAwbszUd06xWYq72cAr6IHGAalc

 


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Las mujeres prestan más atención a su salud durante el embarazo y la lactancia. En este periodo la homeopatía es excelente porque es muy eficaz y además no tiene efectos secundarios.

En el embarazo se pueden tratar las náuseas, el ardor de estómago, trastornos del sueño, dolor de espalda son las quejas más frecuentes. Y como es una terapia holística, también se mejoran las alteraciones del humor y de ánimo.

En la preparación del alumbramiento el trabajo de parto, se acorta y también disminuye la intesidad del dolor. Mejora la recuperación en el puerperio tanto física como emocionalmente. Ayuda a evitar la depresión posparto.

En la lactancia: desde la subida de la leche a las grietas del pezón, mastitis, dolor al mamar…

 

Aurora Julià (Homeópata – Abadiño)

 


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