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04/Jul/2025

Nunca como ahora ha sido tan importante dejar de consumir comida procesada

La alimentación sana con mucha fruta y verdura y grasas saludables, así como el ejercicio físico y la reducción de la ansiedad, son clave para hacer frente a los problemas intestinales provocados por el confinamiento.

Una de las primeras consecuencias de estar encerrados en casa es que nos movemos poco, mucho menos de lo habitual. Y esta falta de ejercicio físico afecta mucho en el aspecto digestivo, ya que afecta la movilidad intestinal. Hay muchas personas que estos días tienen estreñimiento, mientras que otros, por el contrario, tienen diarrea. Son unos trastornos que están muy vinculados a la falta de ejercicio y una salud emocional bastante afectada. Durante el primer período de confinamiento ha habido mucha ansiedad e incertidumbre y ahora parece que la cosa ha virado un poco hacia la resignación. De todo ello se ha resentido la salud emocional, lo que altera el tránsito intestinal.

En caso de estreñimiento hay que entender que esta respuesta del cuerpo viene dada por la falta de movimiento. Cuando el cuerpo se mueve, los músculos abdominales estimulan los intestinos para ayudarnos a evacuar. Por lo tanto, aunque estemos confinados, hay que hacer ejercicio, lo que a cada persona le vaya bien, aunque sea bailar. Una buena opción para casa son, por ejemplo, las torsiones y posturas invertidas del yoga.

Hay que consumir alimentos ricos en fibra, como frutas y verduras. Las legumbres son muy interesantes porque, además de aportar proteínas, tienen un alto contenido en fibra, así como los frutos secos. Asimismo, conviene priorizar el consumo de grasas saludables como los que podemos encontrar en el aceite de oliva virgen extra, el pescado azul y los aguacates. Las grasas saludables activan la vesícula biliar y esto estimula el tránsito intestinal. Además, conviene hidratar bien el cuerpo, eso sí, evitando las bebidas alcohólicas.

Y si el problema es la diarrea lo que aconsejo es que, en lugar de hacer tres comidas al día, se hagan más, y menos abundantes, repartidas a lo largo del día para que el sistema digestivo lo reciba y gestione para que no provoque diarrea. Debemos escoger alimentos adecuados, por ejemplo verduras como la zanahoria cocida, la patata, frutas como el plátano y la manzana. La manzana siempre debe ser rallada y dejar que oxide un poco para que libere más taninos que nos ayudan a controlar la diarrea. También es indicado el caldo vegetal y el té bastante infusionado, también rico en taninos.

 

La situación que vivimos puede hacer que despierte en bastantes personas el colon irritable muy relacionado con el estado anímico, con la situación emocional, pero hay un protocolo bastante concreto que calma la sintomatología. Se trata de hacer una dieta baja en Fodmap, que es la sigla en inglés de unos carbohidratos de cadena corta que fermentan mucho en el intestino. Así, cuando se tiene colon irritable, es necesario evitar frutas como la manzana y la pera, que son ricas en Fodmap. Deben evitarse a su vez los espárragos, alcachofas, garbanzos, tomar leche … Y aumentar los alimentos bajos en Fodmap, como berenjena, brócoli, almendras, calabacín, cítricos, frutas del bosque …

Con todo podemos llegar a la conclusión de que el coronavirus, aparte de los graves daños que puede provocar al sistema pulmonar, también impacta indirectamente en el aparato digestivo. Es frecuente que  ante  situaciones traumáticas  haya  malestares estomacales y digestivos. Algunos de estos problemas intestinales están muy vinculados a las preocupaciones, a las emociones y, en definitiva, a nuestro cerebro.
Hay un vínculo entre el cerebro y el intestino, que por eso se dice que es el segundo cerebro. Hay una comunicación constante y bidireccional entre el uno y el otro. Se afectan mutuamente. Al final es como un pez que se muerde la cola. Cuando sentimos angustia generamos más gases, vamos peor al baño y todo ello hace que nos angustiamos un poco más. Esta dinámica es muy difícil de cortar y sólo se puede hacer con una alimentación más sana, con ejercicio y rebajando el nivel de ansiedad intentando desconectar un poco de las malas noticias.
De todo ello, podemos sacar algo positivo, de esta crisis sanitaria. Con el confinamiento tenemos más tiempo para estar en la cocina y probar o renovar recetas, y es un buen momento para apostar por la alimentación sana. Nunca como ahora ha sido tan importante dejar de consumir productos procesados. Son unos enemigos para la salud que generan adicción, nos roban vitaminas y minerales, no aportan nada de fibra y provocan inflamación. Optemos por la comida real y saludable, reforzemos nuestro sistema inmunitario, hagamos ejercicio físico y salgamos un poco el balcón o asomémonos a la ventana para que nos dé el sol y ayude al cuerpo a generar vitamina D.

 

Entrevista a Pilar Rodrigáñez, autora del libro «Pierde peso y gana salud» publicada el 04/04/2020, en catalán, en el periódico http://www.elpuntavui.cat/

 


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04/Jul/2025

¿Qué es le Jarabe de Maíz de Alta Fructosa?

El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) es un endulzante derivado del jarabe de maíz, el cual se procesa desde ese cereal. El JMAF se utiliza para endulzar alimentos procesados y refrescos.

Al igual que el azúcar común, está compuesto por fructosa y glucosa. Se popularizó a fines de los años ’70 cuando en Estados Unidos el precio del azúcar regular se elevó mientras el del maíz era bajo a causa de los subsidios gubernamentales.

¿Cómo se fabrica?

Su materia prima es el maíz, el cual usualmente es modificado genéticamente. El cereal primero se muele para producir almidón, el cual se procesa para finalmente obtener jarabe de maíz.

Este jarabe consiste casi totalmente en glucosa. Para hacerlo más dulce y parecido en sabor al azúcar común, parte de esa glucosa es convertida en fructosa utilizando enzimas.

¿Es nocivo para la salud?

Según un estudio realizado por el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado, el exceso en el consumo de JMAF aumenta el riesgo de hipertensión, que puede provocar todo tipo de problemas de salud aumentando el riesgo de infarto, cardiopatías, derrame cerebral, etc.

A su vez, otro estudio, publicado en la revista “Environmental Health”, indica que muchos alimentos comunes fabricados con jarabe de maíz de alta fructosa contienen mercurio. Para ello se evaluaron 20 muestras de jarabe de maíz de alta fructosa y hallaron mercurio en nueve de ellas. Al igual que el azúcar el JMAF tiene un índice glucémico altísimo, elevando en forma inmediata el nivel de azúcar en sangre y generando antojos constantemente, por lo cual es acusado como un gran generador de la obesidad mundial.

¿Dónde se encuentra el JMAF?

El problema del JMAF es que se encuentra presente en casi todos los alimentos y bebidas que tienen endulzantes calóricos agregados.

Gaseosas, jugos artificiales, jugos de frutas endulzados artificialmente, confituras, postres, yogurts saborizados, y en la gran mayoría de productos horneados y panificados, como así también en mermeladas y jaleas.

Actualmente, asusta el incremento de alimentos “light” o dietéticos, que contienen JMAF. Yogures y barritas de cereales, contienen este jarabe. El problema de esto, es que mucha gente que intenta alejarse del azúcar, termina consumiendo JMAF, cuyo aporte calórico y efectos negativos sobre la salud son iguales o peores.

 

Fuente:

https://www.mendozapost.com/nota/31942-el-jarabe-de-maiz-de-alta-fructosa-el-veneno-del-siglo-21/


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04/Jul/2025

Los antiguos chinos utilizaban las semillas de cáñamo y el aceite extraído de ellas como alimento y medicina. Y hoy, aunque aún se emplean poco, se conoce bien su alto contenido nutricional, propio de un «superalimento «. Las semillas de cáñamo son las semillas de la planta Cannabis sativa, pero no contienen cannabioles ni tampoco el principal componente narcótico de esta planta, el THC.

Podemos encontrarlas como semillas de cáñamo con piel (cañamones), semillas peladas, en forma de aceite o las proteínas en polvo. Pero nos centraremos en las semillas peladas, que pueden añadirse a cualquier plato y consumirlas toda la familia.

Las semillas de cáñamo deben consumirse siempre peladas, ya que su cáscara es muy dura. Una vez peladas pueden consumirse directamente o añadirse a yogures, cereales de desayuno, emplearlas para elaborar barritas energéticas, etc.

Su combinación de proteínas, Hierro, Magnesio y vitamina E las convierten en un alimento muy valorado por los deportistas.

  1. Son ricas en proteínas vegetales, de fácil digestión y que, además, contienen todos los aminoácidos esenciales.
  2. Aportan ácidos grasos Omega 3 y 6, fundamentales para el organismo.
  3. En cuanto a minerales, destaca su contenido en Magnesio, un mineral imprescindible para la absorción del Calcio, además de ser un relajante muscular y contribuir a disminuir el cansancio y la fatiga.
  4. También contienen Hierro, por lo que resultan un buen alimento para vegetarianos y veganos.
  5. Contienen vitamina E, altamente antioxidante para proteger nuestra piel de los efectos nocivos de los radicales libres y del envejecimiento cutáneo prematuro.
  6. Por su alto contenido en fibra contribuyen a regular el tránsito intestinal.

 

Según un estudio de 2007 pueden prevenir una excesiva coagulación de la sangre y «proteger frente a derrames e infartos de miocardio provocados por coágulos». Sus componentes ayudan a reducir el colesterol y los triglicéridos, mejoran la elasticidad de los vasos sanguíneos e impiden que se acumule grasa en las paredes arteriales.

La American Chemical Society sostiene que sus altos niveles de ácido alfa-linolénico (omega-3) pueden ser beneficiosos en la «prevención de la enfermedad coronaria y el cáncer».

No existe un máximo recomendado de semillas, ya que carecen de contraindicaciones. Pueden comerlas personas con alergias a frutos secos o sensibilidad al gluten, la lactosa o el azúcar.

 

Fuentes:

https://www.elgranero.com/mejorar/6-propiedades-nutricionales-de-las-semillas-de-canamo/

https://www.cuerpomente.com/alimentacion/superalimentos/semillas-canamo_1296


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04/Jul/2025

Los mayores que toman más de dos porciones estándar de champiñones a la semana reducen su riesgo de sufrir deterioro cognitivo leve (MCI por sus siglas en inglés) hasta la mitad. Así lo asegura un equipo formado por investigadores del Departamento de Medicina Fisológica y del Departamento de Bioquímica de la Yong Loo Lin School of Medicine de la Universidad Nacional de Singapur.

¿A qué se refieren con una porción estándar? A tres cuartos de una taza de champiñones cocinados, o para el caso, a unos 150 gramos. Las dos porciones equivaldrían a la mitad de un plato o una guarnición de primer plato. Pero incluso una porción semanal menor ya demostraría eficacia a la hora de conservar la capacidad cognitiva en la tercera edad, señalan

«Esta correlación sorprende y anima», asegura el profesor asociado Lei Feng, investigador principal de este trabajo. «Parece ser que un ingrediente accesible tiene un efecto dramático a la hora de frenar el declive cognitivo». El estudio se desarrolló entre 2011 y 2017 contando con más de 600 pacientes chinos mayores de 60 años. Los resultados se han publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease.

El MCI se define como el paso intermedio entre el declive natural ligado a la edad y el deterioro más severo que conduce a la demencia senil. Se manifiesta en forma de pérdida de memoria o dificultad para formar recuerdos, así como en déficit de las capacidades linguísticas, visuoespaciales y para mantener la atención. Pueden ser síntomas sutiles, mucho menos serios que los ligados por ejemplo al alzhéimer.

«La gente que sufre MCI sigue con su vida corriente. Lo que teníamos que determinar era si estos mayores tenían resultados peores en los tests neuropsicológicos que gente de su misma edad y formación», explica Leng. «Estas pruebas están diseñadas específicamente para medir los distintos aspectos de la capacidad cognitiva de una persona». Algunos son adaptaciones, indica, de la prueba de Cociente Intelectual más usada, la Escala Wechsler de Inteligencia para Adultos.

Parte de la prueba incluye entrevistas en profundidad con los sujetos del estudio, en las que se recogen información demográfica, historial médico, factores psicológicos y hábitos dietarios. Igualmente, se tomaron medidas de tensión arterial, peso, altura, fuerza de agarre y velocidad al paso. Finalmente, pasaron por una prueba para medir niveles de cognición, depresión y ansiedad. Al final de todo esto, tuvo lugar el test neuropsicológico que se alargó dos horas y arrojó una puntuación de demencia.

Los champiñones mencionados por los participantes eran de la variedad de consumo habitual tanto secos como envasados, así como algunas especialidades culinarias: setas shiitake, setas de ostra o seta dorada. Los investigadores señalan que casi todas las variedades contienen un compuesto, la ergotioneina, que puede estar detrás de sus beneficios para el cerebro.

«Se trata de un antioxidante único y antiinflamatorio que los humanos no pueden sintetizar por sí solos, pero que puede obtenerse por vía dietaria y del cual los champiñones son la principal fuente», explica el Dr. Irwin Cheah, bioquímico jefe. Un estudio previo ya había comprobado que la ergotioneina se encontraba en niveles menores en los pacientes diagnosticados de MCI, y se vinculó la deficiencia de este aminoácido con un factor de riesgo neurodegenerativo.

Otros compuestos de este alimento pueden ser ventajosos a la hora de conservar las capacidades mentales, indican: hericenonas y erinacinas, por ejemplo, pueden estimular la síntesis de factores para la regeneración de nervios. Y componentes bioactivos del champiñón pueden proteger el cerebro de la neurodegeneración al inhibir la producción de sustancias nocivas, como la beta-amiloide.

El siguiente paso para el equipo de Feng consiste en probar una síntesis de ergotioneina y de otros ingredientes de origen vegetal, como las catequinas de la hoja del té verde, como tratamiento contra el deterioro cognitivo para evaluar el potencial terapéutico de estos fitonutrientes. Además, las entrevistas con los ancianos saludables pueden arrojar nuevos indicios sobre hábitos nutricionales beneficiosos adicionales.

Fuente: https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20190317/champinones-comida-cuidan-cerebro-evitan-demencia-senil/383212332_0.html?fbclid=IwAR1GPtvlDXABG5-L-XUsMKNzpmOe8l7yGsMm0GRBicAyQXYuuCtnyHYgz90

 


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04/Jul/2025

Se tiene la idea que llevar una dieta ecológica nos encarecerá mucho la cesta de la compra pero no tiene porque ser así si se escogen bien los alimentos. Seguir una alimentación ecológica va asociado a la idea de comer caro pero los alimentos ecológicos y de calidad no tienen porque ser necesariamente caros. Hay opciones para poder comprar ecológico y a buen precio pero para conseguirlo se tienen que tener en cuenta estas 10 claves.

 

1. Apúntate a una cooperativa de consumo ecológico: Son un grupo de personas de un barrio o de un municipio que se organizan para comprar alimentos ecológicos, sin intermediarios, directamente al campesino, y obtener un producto de calidad y a un precio asequible.

2. Compra verdura y fruta de temporada: Nos hemos acostumbrado a que, si queremos, podemos comprar nectarinas, uvas, fresas, melón… todo el año. Ya no sabemos si los tomates o las naranjas son cultivos de temporada o no. Comprar productos que no son de temporada hace que acabemos pagando más por lo que comemos y obtengamos, además, un producto de peor calidad. Hay que volver a aprender a alimentarnos con frutos de temporada.

3. Compra grandes cantidades y procésalo tú: Cuando sea temporada de una fruta compra gran cantidad y haz compota casera. Siempre es mejor hacer conservas para consumir más adelante que comprar las conservas ya hechas que están llenas de conservantes y aditivos.

4. Opta por carne sin intermediarios: muchos productores de carne ecológica venden lotes de productos online y en 24horas llega al domicilio. Si se compra una buena cantidad de carne y se congela se ahorra bastante dinero.

5. Acude a los mercados de productores locales: si bien no siempre son Mercados de productos orgánicos, ya se reduce el impacto ecológico pues son productos locales y menos caros al tener menos intermediarios. En estos mercados se puede encontrar comida local y muy fresca, ya que sus producciones no suelen pasar por cámaras frigoríficas ya que se recolecta lo que se va a vender en el día.

6. Compra a granel: el arroz, o las legumbres son mucho mas baratas si se compran a granel y suponen un significativo ahorro en la cesta de la compra.

7. Planifica las comidas con antelación: te permite organizar mejor tu tiempo para cocinar y así comerás mejor y hecho en casa.

8. Reduce el consumo de huevo: los huevos ecológicos sí son relativamente caros, aunque si reducimos su consumo, lo notaremos mucho menos.

9. Cultiva tus propios productos ecológicos: tener un huerto en casa no solo está al alcance de las personas que tiene un gran terreno, con un pequeño pedazo de tierra o en una terraza se puede cultivar. Si solo se dispone de un balcón se pueden tener macetas con especies y plantas aromáticas para cocinar.

10. Fabrícate tu pan y bollería: si se compra harina ecológica y se hace pan, magdalenas o galletas caseras se ahorra mucho dinero. A veces lo complicado para seguir este punto es el tiempo.

 

Autora: Neus Palou

Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20160129/301753150353/dieta-comida-ecologica-genuinus-alimentacion-sana-compra.html


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