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ARTÍCULOS

19/Sep/2024

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Primero, un poquito de historia:

Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte -y quizás su hijo natural-, en guerra con el Imperio alemán en 1869, debía abastecer y abaratar los productos de primera necesidad, tanto para la población, como para la tropa. Así que ofreció recompensar muy bien a quien sustituyera la mantequilla por algún producto más económico y fácil de conservar. Y ahí se presentó con la solución Hippolyte Mege-Mouries, un químico francés, hijo de un maestro de escuela. El producto original era una mezcla prensada de sebo de buey licuada y mezclada con leche y agua, (un compuesto de ácido esteárico y ácido oleico). De esta manera, “margaron”, (viene del griego perla -por las bolitas de grasa-), se convirtió en el  primer ‘comestible’ sintético de la historia.

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Actualmente, para la fabricación de margarina se usan grasas de origen vegetal procedentes de plantas ricas en aceites, como la palma, el cacahuete, el girasol, la cánola y la soja. El caso es que son , aunque no aparecen con este nombre en la etiqueta, sino como las aparentemente inocuas grasas vegetales. Para su elaboración, se calientan a altas temperaturas y elevadas presiones, son desodorizadas y emulsionadas, se les añade saborizantes y, finalmente, se ‘enriquecen’ con vitaminas, fibras y fitoesteroles… La hidrogenización es una reacción química que hace que los aceites líquidos se transformen en sólidos y, con ello, son más estables pero también se convierten en grasas saturadas y por ello son tanto o más nocivas que las grasas de origen animal.

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Las grasas saturadas las encontramos en toda la bollería industrial (galletas, croissants, magdalenas…), cremas de cacao, biscotes, precocinados (lasañas, croquetas, bechameles…), etc. Este tipo de grasas elevan el colesterol y los triglicéridos, con lo que aumenta el riesgo cardiovascular, la diabetes y las enfermedades metabólicas. La margarina, además, dificulta la metabolización de los ácidos grasos omega 3 en el organismo y eso puede favorecer la irritabilidad y un bajo estado anímico.

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Evita la margarina y si te gusta la mantequilla la cómela de vez en cuando pero – ecológica – y tu cuerpo te lo agradecerá. Busca el original, no la copia .

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✅Descubre qué pueden hacer las terapias naturales y la homeopatía por ti o por tus familiares con la guía de una experta :

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Aurora Julià – Nᴀᴛᴜʀᴏ́ᴘᴀᴛᴀ ʏ Hᴏᴍᴇᴏ́ᴘᴀᴛᴀ – Abadiño –
94 6204218 – también videoconferencia
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Imagen: Asociación Mexicana de Diabetes Ciudad de México A.C.

 


19/Sep/2024

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El zinc es un oligoelemento esencial para la salud humana que desempeña importantes funciones en el organismo. Es necesario para la actividad de más de 300 enzimas tanto en el metabolismo, la digestión, la función nerviosa y muchos otros procesos. Es catalizador de enzimas, hormonas y es un nutriente imprescindible para la regeneración de los tejidos celulares y para la síntesis del ADN. El zinc es un nutriente esencial, es decir, nuestro cuerpo no lo puede fabricar, por ello es imprescindible incorporarlo adecuadamente en la dieta.

Algunos de los beneficios del zinc incluyen:

  1. Apoyo al sistema inmunológico: el zinc es importante para el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico, ayudando a combatir infecciones y enfermedades. Muy recomendable en enfermedades degenerativas.
  2. Contribución al crecimiento y desarrollo: el zinc es esencial para el crecimiento y desarrollo adecuados, especialmente en la infancia. Fortalece los huesos y previene la degeneración ósea.
  3. Mantenimiento de la salud de la piel y el cabello: el zinc es necesario para la producción de colágeno y la cicatrización de heridas, lo que ayuda a mantener la piel, las uñas y el cabello saludables. Evita el envejecimiento prematuro.
  4. Mejora de la función cognitiva: el zinc es importante para la función cognitiva normal, incluyendo la memoria y el aprendizaje.
  5. Ayuda en la producción de hormonas: el zinc es necesario para la producción y regulación de algunas hormonas tanto en hombres como en mujeres, incluyendo estrógenos, testosterona y la hormona del crecimiento. Participa en la síntesis de insulina.
  6. Protección de la salud ocular: el zinc es esencial para la salud ocular, especialmente en lo que se refiere a la prevención de la degeneración macular.
  7. Limpia y desobstruye las arterias, favorece el flujo sanguíneo y ayuda en la regulación de la tensión arterial.
  8. Recomendable en el embarazo y la lactancia: promueve el crecimiento normal del feto y el buen desarrollo del bebé.

 

Fuentes principales de zinc

Los alimentos ricos en zinc incluyen carne (vacuno, cordero, pollo), pescado (sardinas, lenguado, salmón) y marisco (ostras, almejas, cangrejo), frutos secos (nueces, anacardos, almendras) y semillas (sésamo, calabaza, sandía, chía, cáñamo), legumbres (garbanzos, lentejas, cacahuetes, guisantes), cereales (arroz integral, avena, quinoa), huevos (mejor ecológicos), chocolate puro (sin azúcares ni leche), vegetales (col rizada, champiñones, espárragos, perejil, espinacas, dátiles) y lácteos (queso, yogur). Las personas que siguen una dieta vegetariana o vegana pueden necesitar un suplemento de zinc para asegurarse de obtener suficiente cantidad de este mineral esencial.

 

Aurora JuliàNaturópata y Homeópata – Abadiño

94 620 42 18, también consultas online


19/Sep/2024

Algunas personas creen que si se están en tratamiento con medicamentos de la medicina convencional o visitan a especialistas no pueden tomar homeopatía. Piensan que un tratamiento excluye al otro. Nada más lejos de la realidad. No solo ambas opciones no se excluyen, sino que se complementan. En esos casos, la homeopatía va como anillo al dedo.

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La homeopatía puede utilizarse como tratamiento único y, por supuesto, también combinarse con los tratamientos médicos convencionales para aliviar los síntomas de una enfermedad o trastorno de salud.
La homeopatía puede ser útil para mejorar la calidad de vida de las personas enfermas, potenciar los efectos beneficiosos de los tratamientos convencionales y reducir el impacto de sus efectos secundarios.

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Aurora Julià – Naturópata y Homeópata – Abadiño (Bizkaia)
También consultas on-line

 


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19/Sep/2024

 

El magnesio, junto al calcio, trabaja para mantener la densidad ósea, los impulsos musculares y nerviosos. La dieta occidental, por lo general, es más rica en calcio que en magnesio por la toma excesiva de productos lácteos. El magnesio se encuentra en vegetales sobre todo los de hoja verde, en frutos secos, legumbres y semillas. Es el componente vital de la clorofila que da el color verde a las plantas pero solo una pequeña parte del magnesio está en la clorofila. El magnesio es un mineral imprescindible para la vida y está presente en todas las células del organismo.

El catión Mg2+ es un cofactor necesario para cientos de procesos enzimáticos junto a vitaminas del grupo B. Relacionado con la síntesis de proteínas, la producción de algunas hormonas. Su papel en la síntesis de prostaglandinas lo relaciona directamente con las molestias premenstruales. Está implicado también en la glicólisis y en la formación de energía. Su carencia produce espasmos musculares y enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión, ansiedad, migraña, osteoporosis e infartos cerebrales.

Aurora Julià – Naturópata y Homeópata – Abadiño

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19/Sep/2024

Nunca como ahora ha sido tan importante dejar de consumir comida procesada

La alimentación sana con mucha fruta y verdura y grasas saludables, así como el ejercicio físico y la reducción de la ansiedad, son clave para hacer frente a los problemas intestinales provocados por el confinamiento.

Una de las primeras consecuencias de estar encerrados en casa es que nos movemos poco, mucho menos de lo habitual. Y esta falta de ejercicio físico afecta mucho en el aspecto digestivo, ya que afecta la movilidad intestinal. Hay muchas personas que estos días tienen estreñimiento, mientras que otros, por el contrario, tienen diarrea. Son unos trastornos que están muy vinculados a la falta de ejercicio y una salud emocional bastante afectada. Durante el primer período de confinamiento ha habido mucha ansiedad e incertidumbre y ahora parece que la cosa ha virado un poco hacia la resignación. De todo ello se ha resentido la salud emocional, lo que altera el tránsito intestinal.

En caso de estreñimiento hay que entender que esta respuesta del cuerpo viene dada por la falta de movimiento. Cuando el cuerpo se mueve, los músculos abdominales estimulan los intestinos para ayudarnos a evacuar. Por lo tanto, aunque estemos confinados, hay que hacer ejercicio, lo que a cada persona le vaya bien, aunque sea bailar. Una buena opción para casa son, por ejemplo, las torsiones y posturas invertidas del yoga.

Hay que consumir alimentos ricos en fibra, como frutas y verduras. Las legumbres son muy interesantes porque, además de aportar proteínas, tienen un alto contenido en fibra, así como los frutos secos. Asimismo, conviene priorizar el consumo de grasas saludables como los que podemos encontrar en el aceite de oliva virgen extra, el pescado azul y los aguacates. Las grasas saludables activan la vesícula biliar y esto estimula el tránsito intestinal. Además, conviene hidratar bien el cuerpo, eso sí, evitando las bebidas alcohólicas.

Y si el problema es la diarrea lo que aconsejo es que, en lugar de hacer tres comidas al día, se hagan más, y menos abundantes, repartidas a lo largo del día para que el sistema digestivo lo reciba y gestione para que no provoque diarrea. Debemos escoger alimentos adecuados, por ejemplo verduras como la zanahoria cocida, la patata, frutas como el plátano y la manzana. La manzana siempre debe ser rallada y dejar que oxide un poco para que libere más taninos que nos ayudan a controlar la diarrea. También es indicado el caldo vegetal y el té bastante infusionado, también rico en taninos.

 

La situación que vivimos puede hacer que despierte en bastantes personas el colon irritable muy relacionado con el estado anímico, con la situación emocional, pero hay un protocolo bastante concreto que calma la sintomatología. Se trata de hacer una dieta baja en Fodmap, que es la sigla en inglés de unos carbohidratos de cadena corta que fermentan mucho en el intestino. Así, cuando se tiene colon irritable, es necesario evitar frutas como la manzana y la pera, que son ricas en Fodmap. Deben evitarse a su vez los espárragos, alcachofas, garbanzos, tomar leche … Y aumentar los alimentos bajos en Fodmap, como berenjena, brócoli, almendras, calabacín, cítricos, frutas del bosque …

Con todo podemos llegar a la conclusión de que el coronavirus, aparte de los graves daños que puede provocar al sistema pulmonar, también impacta indirectamente en el aparato digestivo. Es frecuente que  ante  situaciones traumáticas  haya  malestares estomacales y digestivos. Algunos de estos problemas intestinales están muy vinculados a las preocupaciones, a las emociones y, en definitiva, a nuestro cerebro.
Hay un vínculo entre el cerebro y el intestino, que por eso se dice que es el segundo cerebro. Hay una comunicación constante y bidireccional entre el uno y el otro. Se afectan mutuamente. Al final es como un pez que se muerde la cola. Cuando sentimos angustia generamos más gases, vamos peor al baño y todo ello hace que nos angustiamos un poco más. Esta dinámica es muy difícil de cortar y sólo se puede hacer con una alimentación más sana, con ejercicio y rebajando el nivel de ansiedad intentando desconectar un poco de las malas noticias.
De todo ello, podemos sacar algo positivo, de esta crisis sanitaria. Con el confinamiento tenemos más tiempo para estar en la cocina y probar o renovar recetas, y es un buen momento para apostar por la alimentación sana. Nunca como ahora ha sido tan importante dejar de consumir productos procesados. Son unos enemigos para la salud que generan adicción, nos roban vitaminas y minerales, no aportan nada de fibra y provocan inflamación. Optemos por la comida real y saludable, reforzemos nuestro sistema inmunitario, hagamos ejercicio físico y salgamos un poco el balcón o asomémonos a la ventana para que nos dé el sol y ayude al cuerpo a generar vitamina D.

 

Entrevista a Pilar Rodrigáñez, autora del libro «Pierde peso y gana salud» publicada el 04/04/2020, en catalán, en el periódico http://www.elpuntavui.cat/

 


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19/Sep/2024

Los antiguos chinos utilizaban las semillas de cáñamo y el aceite extraído de ellas como alimento y medicina. Y hoy, aunque aún se emplean poco, se conoce bien su alto contenido nutricional, propio de un «superalimento «. Las semillas de cáñamo son las semillas de la planta Cannabis sativa, pero no contienen cannabioles ni tampoco el principal componente narcótico de esta planta, el THC.

Podemos encontrarlas como semillas de cáñamo con piel (cañamones), semillas peladas, en forma de aceite o las proteínas en polvo. Pero nos centraremos en las semillas peladas, que pueden añadirse a cualquier plato y consumirlas toda la familia.

Las semillas de cáñamo deben consumirse siempre peladas, ya que su cáscara es muy dura. Una vez peladas pueden consumirse directamente o añadirse a yogures, cereales de desayuno, emplearlas para elaborar barritas energéticas, etc.

Su combinación de proteínas, Hierro, Magnesio y vitamina E las convierten en un alimento muy valorado por los deportistas.

  1. Son ricas en proteínas vegetales, de fácil digestión y que, además, contienen todos los aminoácidos esenciales.
  2. Aportan ácidos grasos Omega 3 y 6, fundamentales para el organismo.
  3. En cuanto a minerales, destaca su contenido en Magnesio, un mineral imprescindible para la absorción del Calcio, además de ser un relajante muscular y contribuir a disminuir el cansancio y la fatiga.
  4. También contienen Hierro, por lo que resultan un buen alimento para vegetarianos y veganos.
  5. Contienen vitamina E, altamente antioxidante para proteger nuestra piel de los efectos nocivos de los radicales libres y del envejecimiento cutáneo prematuro.
  6. Por su alto contenido en fibra contribuyen a regular el tránsito intestinal.

 

Según un estudio de 2007 pueden prevenir una excesiva coagulación de la sangre y «proteger frente a derrames e infartos de miocardio provocados por coágulos». Sus componentes ayudan a reducir el colesterol y los triglicéridos, mejoran la elasticidad de los vasos sanguíneos e impiden que se acumule grasa en las paredes arteriales.

La American Chemical Society sostiene que sus altos niveles de ácido alfa-linolénico (omega-3) pueden ser beneficiosos en la «prevención de la enfermedad coronaria y el cáncer».

No existe un máximo recomendado de semillas, ya que carecen de contraindicaciones. Pueden comerlas personas con alergias a frutos secos o sensibilidad al gluten, la lactosa o el azúcar.

 

Fuentes:

https://www.elgranero.com/mejorar/6-propiedades-nutricionales-de-las-semillas-de-canamo/

https://www.cuerpomente.com/alimentacion/superalimentos/semillas-canamo_1296


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19/Sep/2024

No todos los alimentos que encontramos en el supermercado son lo que parecen. Por ejemplo, hay calamares que no son realmente calamares, palitos de cangrejo que no llevan cangrejo, yogures que no son yogures, y hasta supuesto caviar que no es más que una mala copia de los huevos de esturión de precios prohibitivos. Con el queso ocurre más de lo mismo: no todo el queso del súper es queso de verdad. De hecho, si no aparece la palabra queso en el envoltorio o la variedad de la que se trate (Emmental, Gouda o Cabrales, por ejemplo), lo más normal es que estemos ante otra cosa.
Los quesitos, esas pequeñas porciones que han formado parte de las meriendas de miles de niños desde tiempos inmemoriales, tampoco son exactamente queso. No al menos en el sentido más estricto del término, ya que los quesos tradicionales son elaborados única y exclusivamente con cuatro ingredientes básicos: leche, cuajo, fermentos lácticos y sal. Nada más. Eso sí, la legislación también permite que puedan etiquetarse como quesos aquellos productos elaborados a partir de nata o suero de mantequilla y que incluyan otros ingredientes tales como «colorantes o cultivos microbianos y levaduras y especias».
Dicho esto, la mayoría de quesitos que podemos encontrar en el supermercado ni siquiera incluyen la palabra «queso» en el envase. En el mejor de los casos podemos encontrar el término «queso fundido». ¿Y qué es el queso fundido?  «El producto obtenido por molturación, mezcla, fusión y emulsión, de una o más variedades de queso con o sin adición de leche, productos lácteos y otros productos alimenticios», dice el Real Decreto 1113/2006, que regula el etiquetado de los quesos y quesos fundidos. Es el caso de los quesitos o los tranchetes.
Para elaborar este tipo de alimentos la industria utiliza sales fundentes, compuestos que permiten mezclar distintas sustancias que dan lugar a este producto de textura y sabor blandos, que suele incorporar una gran cantidad de almidón y otros ingredientes poco deseables. «Aunque sabemos que los aditivos [como las sales fundentes] no son el problema, bien es cierto que cuanto mayor sea la proporción de otros ingredientes, menores serán los que verdaderamente nos interesan para un queso», explica el tecnólogo alimentos y divulgador Mario Sánchez.
De esta forma, tanto los tranchetes como los quesitos son variedades de queso que entrarían dentro del grupo de alimentos conocidos como ultraprocesados. Ya saben, todos esos productos tan poco recomendables, que se elaboran de forma industrial y que suelen incluir más de cinco ingredientes, entre los que se encuentran harinas refinadas, aceites vegetales refinados, azúcares añadidos y/o sal.
Fuentes:
 
https://www.elespanol.com/ciencia/nutricion/20191009/mentira-quesitos-sanos-realmente-queso/435207526_0.html?fbclid=IwAR2rS84Y_rb_9XfHOAnczubsApiYTSfBsFlPDs4GdrX8-1Yd2C1Z6Z-jo08
https://www.pequeocio.com

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19/Sep/2024

Los disruptores hormonales o endocrinos son sustancias químicas capaces de alterar el sistema hormonal, tanto en seres humanos como en animales, responsable de múltiples funciones vitales como el crecimiento o al desarrollo sexual. Al imitar o alterar el efecto de las hormonas, los disruptores endocrinos pueden enviar mensajes confusos al organismo ocasionando diversas disfunciones. Todos estamos expuestos a sustancias químicas que pueden alterar nuestro sistema hormonal y causar numerosos problemas de salud de efectos irreversibles. Los disruptores endocrinos son compuestos químicos presentes en insecticidas, plásticos, detergentes, pesticidas, cosméticos, resinas, envases y otros muchos productos de uso cotidiano, que contaminan el medioambiente y que incorporados a un organismo vivo afectan a su equilibrio hormonal.

Es hora, si no lo hemos hecho ya, de tomarnos en serio los disruptores endocrinos químicos (DEQ) y de fijarnos en si los alimentos, cosméticos, muebles y otros productos que consumimos y utilizamos habitualmente los llevan o no. Y si la respuesta es afirmativa, habremos de cambiar nuestros hábitos para evitarlos.

Dra. Marisa López-Teijón del Instituto Marquès, Barcelona: “El organismo humano, cuando se diseñó, no estaba previsto que supiera eliminar el metacrilato o que supiera eliminar el plástico. Todas estas sustancias se quedan dentro del organismo acumuladas porque no las puede degradar, lo mismo que cuando vemos una bolsa de plástico en medio del agua del mar. Sigue nadando pero no hay posibilidad de que la naturaleza sepa cómo eliminarlo”.

La investigación científica ha relacionado los disruptores endocrinos con un amplio abanico de enfermedades que incluye: El sistema endocrino es crucial e indispensable para regular muchas de las funciones del organismo. Los disruptores endocrinos afectan al organismo a múltiples niveles y esto causa una serie de problemas.

➝ Salud reproductiva femenina (Pubertad precoz, cáncer de mama, disminución de la fecundidad/fertilidad).

➝ Salud reproductiva masculina (Malformaciones en genitales de bebés, disminución de la calidad del semen, cáncer de testículo y próstata).

➝ Trastornos del metabolismo (obesidad, diabetes).

➝ Problemas cardiovasculares.

➝ Alteraciones y enfermedades neurológicas (Perturbaciones del desarrollo neurológico y alteraciones conductuales, como Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, Autismo, etc, y enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson).

“Por prudencia, y porque el efecto hormonal de los disruptores endocrinos es una realidad, aunque se desconoce su magnitud, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) aboga por evitar estas sustancias, sin caer en el alarmismo”.

Así de claro y contundente es el mensaje que han lanzado los endocrinólogos españoles, que junto con la Sociedad Europea de Endocrinología (ESE), ha enviado una carta al Ministerio para la Transición Ecológica alertando sobre las amenazas que plantean los DEQ para la salud de la población y para el medioambiente.

“Los gobiernos deben informar a los consumidores y facilitar el uso de envases y otras sustancias inertes que no contienen disruptores endocrinos”, aseguran los médicos especialistas en endocrinología.

Los endocrinólogos explican que, aunque la comunidad científica aún no ha podido establecer una relación causa-efecto entre la presencia de estas sustancias en el organismo y el aumento de ciertas enfermedades, lo que está fuera de toda duda es que los DEQ se asocian con la disminución de la fertilidad masculina, con algunos tipos de cáncer (mama y próstata, principalmente) y con ciertos problemas metabólicos como diabetes, hipertensión y obesidad.

¿Dónde están los disruptores?

Los principales disruptores endocrinos son el insecticida DDT (diclorodifeniltricloroetano), los policloruros de bifenilo (una clase de compuestos clorados usados en la industria de los refrigerantes y lubricantes), compuestos asociados al plástico como el bisfenol-A (presente en el papel térmico de algunos ticket de caja), el PBDE, PBB, ftalatos y estireno (usado en electrodomésticos y en los coches), pesticidas y fungicidas agrícolas como clordano, clordecone, Mirex, trifenilestaño y oxafeno; disolventes como el 1,2,4-triclorobenceno, tetracloroetileno o el octacloroestireno, alquilfenoles usados en detergentes, y el resorcinol.

Estos compuestos están presentes en envases de alimentos con recubrimientos plásticosplaguicidas, productos de higiene personal y de limpiezamateriales de construcción, materiales plásticos y sintéticos, ambientadores, materiales de decoración, insecticidas, ropajuguetes, electrodomésticos, aparatos electrónicos, compuestos antiadherentes

¿Cómo podemos evitarlos?

Para evitar el contacto y la exposición a estos disruptores endocrinos, los especialistas recomiendan evitar el consumo de productos envasados y procesados industriales, y de envases y materiales con recubrimientos plásticos, ignífugos, antiadherentes

Como alternativa aconsejan utilizar materiales inertes, como el vidrio y las fibras naturales. También recomiendan reducir el consumo de alimentos precocinados, beber agua del grifo en lugar de embotellada, y leer bien las etiquetas de los cosméticos y los productos de limpieza antes de comprarlos para asegurarse que los elegidos están libres de esas sustancias.

Impacto sobre las hormonas sexuales

Los DEQ tienen potencial para perturbar cualquier sistema hormonal, pero los endocrinólogos aseguran que la información disponible sobre la disrupción hormonal causada por los agonistas o los antagonistas de las hormonas sexuales femeninas (estrógenos) es muy superior.

Por contra, comentan que los resultados de las investigaciones sobre el efecto negativo de los disruptores endocrinos sobre los mecanismos de control de la testosterona y la espermatogénesis en los testículos son confusos, y no es posible afirmar “de forma cuantitativamente significativa” que sean la causa directa de las alteraciones en estos sistemas. “La potencia hormonal de estas sustancias es extremadamente débil, y solo una exposición ambiental muy intensa y repetida es motivo de preocupación, tal y como ha expresado reiteradamente la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)”, recalcan desde la SEEN.

 

Fuentes:

vivosano.org/disruptores-endocrinos

https://www.lavanguardia.com/vivo/lifestyle/20190924/47612658909/por-que-fijarte-evitar-disruptores-endocrinos-quimicos-salud.html?fbclid=IwAR3n7hspiveHH3AU-Lpyj3bBtroWHAUmSAwbszUd06xWYq72cAr6IHGAalc

 


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19/Sep/2024

Analgésicos, antiinflamatorios, anticonceptivos, antibióticos, antidepresivos, antiepilépticos, betabloqueantes, reguladores del colesterol, antisépticos, quimioterapia diversa, hormonas… se han convertido en sustancias cada vez más presentes en los caudales de los grandes ríos. Se calcula, como promedio, que en el agua residual se hallan más de 20 fármacos de distinta composición, según el país y el consumo. Estas sustancias, tomadas con cierta frecuencia, se excretan a través de la orina y las heces por lo que llegan a las aguas residuales y a las plantas depuradoras, donde los tratamientos son insuficientes para extraer los residuos farmacológicos, por lo que estos acaban viajando hasta los ríos, lagos, mares, acuíferos… Las plantas de tratamiento de aguas residuales reducen principalmente los sólidos y las bacterias al oxidar el agua pero no fueron diseñadas para tratar y filtrar los compuestos químicos complejos como los medicamentos y productos de cuidado personal (champús, geles de baño, cremas y lociones).

La contaminación de los ecosistemas relacionados con el agua amenaza directamente la salud y los medios de subsistencia de las personas, así como el desarrollo económico, político y de seguridad dentro de los países y en las relaciones entre ellos.
Preocupa a los expertos su efecto a medio y largo plazo, como la aparición de patógenos resistentes a los antimicrobianos y los efectos en el ecosistema. Los antibióticos pueden afectar a plantas acuáticas, los antiepilépticos a los crustáceos, daños hepáticos y renales en los peces… Hay fenómenos que son el efecto combinado de contaminantes de origen diverso por ejemplo alteraciones de origen hormonal graves en peces -feminización en los machos incluso hermafroditismo- causadas por estrógenos sintéticos unidos a hormonas naturales y contaminantes de origen industrial.

Efectos en humanos

Los efectos que estas sustancias pueden tener sobre el ser humano son evidentes y van desde los desarreglos hormonales, a la creación de resistencias bacterianas, pasando por daños a los fetos en formación, la infertilidad masculina entre otros muchos.

 

Para saber más:

https://elblogverde.com

https://fondosaludambiental.wordpress.com/…/contaminacion-…/

https://www.iagua.es/…/eliminacion-farmacos-fuentes-agua-nu…


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19/Sep/2024

 

En el mundo existen casi 1.200 variedades de sandía (Citrullus lanatus), una planta  cucurbitácea, como el melón, la calabaza, el calabacín o el pepino. Su origen se sitúa en África, probablemente en la actual Namibia, donde todavía crece la mayor variedad de especies en estado silvestre de esta planta rastrera.

Hay pruebas de que se cultivaron hace cuatro mil años en el valle del Nilo. Hace unos mil años llegaron las primeras a Asia, y hace 700, a Europa.

Hoy el mayor productor mundial es, con mucha diferencia, China, que cosecha casi 70 de los 140 millones de toneladas que se cultivan en el mundo. La mitad restante se la reparten Irán, Turquía, Egipto, Brasil y Estados Unidos, entre otros países.

A la península Ibérica llegó con los árabes, que la llamaban sandiyyah, una modificación del árabe clásico sindiyyah, que alude a una fértil región del Pakistán: Sind. Hoy se cultiva sobre todo en Andalucía y en la zona de Levante, donde florece entre junio y julio.

Propiedades de la sandía

  • Tiene una baja carga glucémica: a pesar de su dulzor, solo lleva un 6% de azúcares, lo que corresponde a un terrón y medio por cada 100 gramos, lo que viene a ser una rodaja. De este modo la podemos comer a gusto porque tan solo aporta 30 calorías por rodaja. Si le sumamos que aporta casi un gramo de fibra vegetal (saciante), entenderemos que apenas hace subir el nivel de glucosa en sangre, lo cual la hace perfecta para diabéticos
  • Es una alternativa a los refrescos: casi el resto de la rodaja (92%) es agua, de modo que nos permite hidratarnos de manera muy sana. También usar la sandía como base de sopas de verano. Es perfecta para saciar nuestra sed y la de los niños, y evitar así que recurran a zumos de fruta naturales o refrescos dulces.
  • Apenas aporta grasas: Solo aportan 0,2 gramos de grasas por rodaja, lo cual explica su bajo aporte calórico.
  • Contribuye a mantener a raya el colesterol: su aporte en proteínas también es bajo, no obstante, destaca por la presencia del aminoácido citrullina, un precursor de la arginina, un aminoácido esencial para bebés lactantes. Además, la arginina tiene un papel importante en la regulación del colesterol en sangre, así como en la liberación de somatotropina, la hormona del crecimiento en el caso de los niños, entre muchas otras funciones.
  •  Ayuda a prevenir los calambres: una rodaja de sandía ayuda a mantener el equilibro salino muscular y por tanto a prevenir los calambres y contracturas, al portar 112 miligramos de potasio y 10 de magnesio.
  •  Ayuda a bajar el porcentaje de sal en la dieta: su valor en sodio es de 1 miligramo por cada rodaja, por lo que se puede considerar que apenas aporta sal; si además añadimos que es un fruto ligeramente dietético, deduciremos que incluso ayuda a mantener los niveles de sodio séricos bajos.
  • Es una fuente interesante de vitamina C: sus casi 10 miligramos de esta vitamina antioxidante y presente en numerosas funciones de nuestra fisiología, la hacen un suministro a tener en cuenta.
  • Aporta un abanico de vitaminas del grupo B: en efecto, aunque de modo discreto cuantitativamente, la sandía aporta numerosas vitaminas del grupo B. En concreto aporta 0,033 miligramos de tiamina (B1), 0,021 miligramos de riboflavina (B2), 0,178 miligramos de niacina (B3), 0,221 miligramos de ácido pantoténico (B5) y 0,045 miligramos de piridoxina (B6).
  • Contiene el mismo antioxidante que el tomate: el licopeno, que es el mismo antioxidante que destaca en el tomate, es el responsable del color rojo de la pulpa de la sandía.
  • Aporta vitamina A: a los 303 µgramos de ß-caroteno, precursor de la vitamina A o retinol, se unen los 28 µgramos propios de esta sustancia esencial, sobre todo entre los niños que no la consumen de fuentes de origen animal.

 

 

https://www.eldiario.es/consumoclaro/comer/virtudes-nutricionales-rodaja-sandia-verano_0_915859198.html

https://www.cuerpomente.com/guia-alimentos/sandia


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